Table of Contents Table of Contents
Previous Page  194 / 292 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 194 / 292 Next Page
Page Background

17.3

RICARDO ROJA '

el tumor que baldaba la pierna del encomcnd ro 13az·Ílt.

No habiendo entre ellos mismos alguno

á

quien acusar

de brujo, la voz de todos inculpaba

á

tal cual infcliz,

como esa Luisa González, antes sospechosa de haber

enhechizado

á

otra india de Eldete,

y

ahora torturada

brutalmente para arrancarle confesión.

Empero, esta severa construcción castellana desapa–

reció, no solo por insuficiencia del medio social, sino

por las transformaciones políticas que,

á

raíz de la

Independencia, sustituyeron con el fácil comisario

criollo, el adusto magistrado español. Allá, en lo apar–

tado de las &elvas, pueblos analfabetos y creyentes

viviendo l'br

los elemento

istcrio

y

en la fe, amalgamaron

l

licismo sin rito con las idola-

trías indígen

raz

y

el

an1bi~n

le

f

avorec~an

csll'

linaje de c

é

e

pci

n@S. Ella había presenliclo, en lo

recóndito del bosque,

la sugestión obscura de un

mundo superior : el rumor que vagaba en el follaje ó

el espectro que se deslizaba entre 1os árboles, eran,

acaso, voces y seres que vivían más allá de las som–

bras. Ella había comprendido las fuerzas 01nnipotenlr•s

que se agitan en el seno inviolado de las tinieblas ;

y

así lo ha manifestado, de un modo rústico,

y

tan sencillo

que resultaba familiar, en sus mitos, en sus cuentos

domésticos de un ho1nbre que perdió su so1nbra,

y

hasta en sus frases cotidianas: -

Iiuillajnin huillara,

-

dice todavía la gente de la región : -

El

que

suele

avisarle le avisó,

-

para expresar la aprensión superslj-