![Show Menu](styles/mobile-menu.png)
![Page Background](./../common/page-substrates/page0191.jpg)
11
LOS DIFUNTOS
También la rriagia · ist en nuestra sel va. Las supers–
ticiones
españ~
, m-e.zcláronse allí, nuevamente, con
los restos de
1-
tra icio es aborígenes. Es notorio que
la Europa de la Edad media sugirió á las imagina–
ciones católicas el mito de la bruja, vieja flaca, rostro
de arpía y vida-á-medianoche, vaticinadora del futuro
y numen de la fatalidad. El espíritu atormentado de la
época completó la pareja con el brujo, agente de la
· inisma siniestra sabiduría. Unos y otros reuniéronse
más tarde· en el Sabbat, yuso la protección del Dcrno–
nio, en aquelarre donde lúgubre inÚ'sica de tibias y
carcajadas báquicas, acompañaba la danza y el cabal–
gar de las escobas por el
á~bito
que divinizaba la
luna ...
Todas las civilizaciones prinlitivas alimentaron esta
10.