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EL PAIS DE LA SELVA
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si los galgos de su traílla le habían declarado implacable
guerra? ... Ya sabría surgir de sus adversidades, sin e1n-.
bargo, su astucia más fecunda en embelecos
y
mañas,
que la de ese Buscón don Pablos ,
ó
la de cualesquier
Rinconete de la ha1npa ...
Y cavilando trazas, vió aparecer sobre el sendero,
revuelta nube de polvo ... Oíase ruidos broncos en esa
nube: -
bé-e-e ... iné-e-e ... - modulaban los trémulos
rumores, desde el grito penoso de los cabritos hasta
el grave y sonoro de los carneros adultos ... El zorro se
a
pr~suró
á
guarecerse en un árbol. - Bé-e-e ... mé-e-e ...
El tropel acercáhas_e, -
((
¡
Si viniesen solos
! )) -
pAn-
saba, suputand0 }rovochos ;
y
el aprisco que balitara á
junto á
él. -
«
¡
Qué soberbio
undante
y
espun1oso río,
encajonado en el sendero ...
«
¡Si vini0sen solos
! ))
inu r-
1nuraba otra vez, -
pues mate1nático del éxito, jamás
fu{~
te1ncrario : tentaciones y apetitos son locos y niños
{t
quienes nunca ha ele abandonar el ayo de la pru–
dencia. Ent,retanto, continuaba gozándose en las peri-
. pecias del desfile : se atropellaban los unos á los otros
en el albo 'turbión de la majada ; el brusco topetazo de
uu ·chivo derribaba de pronto al recental endeble que
corría hacia la madre; alguna cabra sarmentosa que se
hubiese detenido á ramonear en Ja hierba fresca, trotaba
.
.
sola
á
incorporarse en la grey ... No se oía sones de
flauta, ni silbidos de árria que denunciaran pastor ...
9.