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RICARDO ROJAS
le desconocieron al pasar; pero él supo vencer: al san–
guinario tjgre con su arrojo, al puma ingenuo con su
trampa, al ágil avestruz con sus voleadoras cinegé–
ticas ... Todos los animales sintieron su in1perio : los
grandes, los fuertes, los chúcaros , los hern1osos, los
útiles; -
el único que no se rindió ni á él ni á los otros
animales del bosque, fué el zorro travieso, invencible
de picarJía, incomparable de habilidad. No había en
la selva ni ave, ni pez, ni cuadrúpedo, ni reptil, que
tu–
viera su instinto colusorio para sa lvar de los aprietos,
su mano experta para agarrar el pelo
d~
las ocasiones,
su habilidad para insinuarse, para medrar, para aliarse,
para desapa¡re
; -
e suerte que u e 'Ístencia toda,
narrada en
bu as de la región' es un tratado
vi viente de n1
,
;a
e-1 ·
o político, sintét ico p0.ema de
la astucia en
e
esigual combate con la fuerza .
... CaminabalentamentedonJuan, urdiendo trazas ante
el porvenir que se le presentaba siniestro, pues lafortuna,
buena ·siempre con él, trocábase en desdichas á la sazón
de este relato. Tiempo hacía que habitaba con una pareja
de tigres opsígamos, sin prole en su vejez, á quienes se
presentara como sobrino en virtud de no sé qué abolen–
gos complicados qu'e descubrió su fantasía . La mater–
nidad vacante de la Tigre, había llorado de ternura
al
estrehar sobre su vientre senecto
á
este hijo inesperado;
el Tigre le a1nó también, conmovida su noble fiereza por