![Show Menu](styles/mobile-menu.png)
![Page Background](./../common/page-substrates/page0130.jpg)
112
RfCARDO ROJ.\.S
ción, pues entre figura
y
figura, intercalaban nuevas
coplas;
Una voz masculina recitaba:
Quiero que me des el sí,
Quiero que me des el no,
Quiero que me desengañes
Si
vas
á
ser mía
ó
no.
Y respondió una voz femenima :
Antenoche tuve un sueño,
Que dos negros me mataban:
Habían sido tus dos ojos
Que de cerca n1e miraban.
Y corearo1
o~
e
las mujeres,
s con10 el de las gallinas :
Cuando falta el gallo grande
Cualquier pollo las domina.
Siguió
á
es ta pieza una zamba,·
y
habían dejado
cancha libre para que se luciera una pareja de novios.
Ella gastaba pollera rosa, pañoleta de seda con que su
novio la obsequiara,
y
una flor en la hincha, -
única
garambaina de su trenzado cabello. Él vestía bombacha
de pernil plegado, aprisionada
á
la altura de los jarretes
por la bota;
y
nada más de pintoresco,
á
no ser el
chambergo requintado sobre la cara cejijunta
y
lampiña.
Eran hábiles
y
ágiles. Realzábanse el uno al otro sus
primores. Orgulloso de su prometida, levantaba el