Table of Contents Table of Contents
Previous Page  124 / 292 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 124 / 292 Next Page
Page Background

106

RICARDO ROJAS

techurnbre de cielo, en el campo solitario

y

obscuro,

deslizábase la silueta de dos amantes que iban de

martelo,

á

esconder en las sombras u.n abrazo fur–

tivo ...

Como nos avisasen que se hallaba en la reunión el

subcomisario del distrito

á

quien mi cicerone conocía,

pedimos verle,

y

vino. Era un paisano

corpul~nto

como

los quebrachos sus hermanos, rostro de ojos profundos

y

pera lacia. Espíritu sencillo, facilitaba cualesquiera

averiguación,

y

res.p..ondía

á

toda pregúnta jugando con

su rebenque de cabo en tripa.

-

¿Y bai a

no en una parte

en otra; m

,,.

-

Vd. p'arece aficionado, Comisario, pues se queda

hasta estas horas.

-

Qué esperanza, señor. Cuando era más inuchacho,

no digo menos ; ahora es obligación, no gusto ... Puede

habe~

pele_as ... - Y can1biando ?úbitamente de tono

y

de tema, agregó: -

Oiga eso que cantan.

Se había hecho silencio en la turba . Como e.stába1nos

aparte del corro, no veíamos el cuadro, más.bien vulgar.

Pero la poesía

y

la música, fundidas en la letra, llegaban

un tanto idealizadas hasta nosotros.

Una voz masculina recitaba :