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z'e·de oro. Mariposas de oro tan sutíles,
c;ue volaban en
el
aire antes de llegar al
suelo.
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multitud de ánforas en que cada
una encierra ya u na leyenda fantástica o
real, ya una historia, ya una creencia, ya
una cbscenidad; o un fenómeno de esa
naturaleza que a porfía procuraban tras- ·
ladar, les servía de terr.a, para ejemplo de
las generaciones futuras.
Admiradores pues de
la
naturaleza,
de la que copiaban
el
motivo, i como ta–
les, eminentes observadores,
w
líteratu–
ra, natural i lógicamente debía reflejar
ese estado de ánimo por
la
que se mostra–
ban tan apasionados.Los fenómenos natu–
rales
i
los diversos accidentes, eran
Ia
ma
teria que sus alfareros i artífices como
sus poetas iliteratos, cantaban
i
comen–
taban, pasando de lo sublime a lo porno- ·
gráfico, i cultivando todos los jeneros lite–
rarios desde
Ia
onomatopeya o armonía
imitativa en que abundan todas sus com–
posiciones, ora remedando el ruido de las
cascadas, ora
el
tronar de los cielos, ora
el estampido del rayo, ora
el
cantar de
las aves, el arrullo de
la
cuculí i
el
rodar
de los peñascos en
el
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i
el
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