T@ifeieatu~a
iqcáica
La realidad, he allí
el
oríjen dela litera–
tura.
Brílla por su originalidad, con vida
exhuberante como
el
cedro de sus mon–
tañas, cuya copa se pierde en las nubes,
pero ·sin olvidar que sus raíces estan arrai
gadas en el suelo, de donde toma su sus–
tento i su fuerza.
Coetánea la literatura con su existen–
cia social, los incas bebían su inspiración
en la naturaleza: era aqut donde tomaban
sus modelos, i sus reflejos los percibimos
tanto en sus monumentos como en sus
producc1ones literarias, en los que domi–
na siempre un pensamiento uniforme
i original: uníformicfad que arrancó a
Humboldt las siguientes observaciones:
"lnip::>sible es examinar con atención un
solo edífício del tiempo de los incas sin
reconocer el mismo tipo en los demás
que existen en la superficie de los Andes
en una extensión de mas de 400 leguas,
desde lOOO a 4 mil metros de elevación