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-cxx-

ello; yo confieso que

fa

tuve tengo_

i

me mueyo a deciT-lo,

por ver que sm

el p<Jstrcro que muero

e.le

todos

los

de~ cnbridores

1

conquistadores,

que

como es notorio,

ya

no hai ninguno

sino yo en este reino,

ni fuera ele

él

<le todos los que

a

ellos Yenimos;

i

pues en esto entit mlo

que hr

descar–

gado mi conciencia, empiezo mi tes–

tamento en esta manera".

I

no se limitaba la ciencia de los

incas acerca de la vida moral

a

sim–

ples nociones, sino que tenían

un

ver–

dadero

código ,

tanto político como ·

moral, del que extractamqs las si- ·

guient<:s m:íximas, que Bias Valcra

htrihuve a Pachacukc. ·

La envidia es una carcoma, que roe i

consume las entrañas de los envidiosos.

El que tiene envidia i es

envidiad~

tie- .

ne doble tormento.

Quien tiene envidia de .otro, a

¡:ro–

pio se daña. El que tiene envidia de los

buenos, saca de ellos mal para sí, como

hace la araña en sacar de las flores ·pon,.

zoñas.

La embriaguez, la ira

í

locura corren

igualmente; solo que las dos primeras

son voluntarias i mudables, i la tercera

es perpétua.

El quemata a su semejante, necesario