- 7 -
· Por su caracter eminentemente popu–
lar i del hiero Íntimo se han conservado
las fábulas, pero inaccesibles por eso mis
mo a los historiadores, de los que no hai
uno solo que haga mención de su exis–
tencia entre los incas, a pesar de no exis-·
tir pueblo en el mundo que dejara de em–
plearlas en sus edades primitivas como
el
mejor medio de insinuar en
el
pueblo
con imájenes claras i perceptibles, ciertas
verdades universales
í
de sana razón, i
de dar forma corporal a maximas i re–
glas de conducta.
Hai quien a.severa que la fábula nace
bajo
la
tiranía
i
a la sombra del despotis–
mo i la esclavitud prospera; i se cita
en~
tre otros apólogos
el
famoso de Esopo.
Las
n.11ws
pid irnd o rei para aconsejar a
Jos atenienses sufriesen con docilidad el
gobi.erno de Pisístrato. Nathan repren–
dió a Da-vid su crimen
i
consiguió su
arrepentimiento por medio del apólogo
El Rico
i
el pobre.
Esopo salvó a un
gobernador con
el
de
La zorra en el
fo so,
i Menenio Agripa, calmó a la ple–
be romana con el de
Los miembros
i
el
estomago.
Así como no falta quien asiente que la
literatura sirve para dorar los grillos de
la
esclavitud í hermosear
el
edificio de
la
tiranía.