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convencerá cualquiera, de que esas em–
presas cicl6peas no tienen rival ni aun en
este siglo, cuya inc Ltstría es fecunda en o
bras maravillosas."
''Nada hai entre las construcciones
fu
nerarias de los antiguos americanos, na-
~
da que supere
á
estas chulpas (tumbas de
los incas:)
S0'.1
monumentos admirables
por su elegancia í sencillez. Tienen mu–
cha analogía con algunos edificios de la
India
í
con las torres pelásgicas que se
ven todavía en Italia.
Squíer, el arqueólogo mas conocedor
de
las
antíguedades americanas, por su
parte: ''separad las construcciones supe–
riores de los mejores edífícios de nuestras
ciudades, i pocos, sí haí algunos, dejarán
a descubierto cimientos puestos con tal
cuidado,
i
ninguna de las piedras corta–
das con tal esmero o tan admirablemente
ajustadas. I yo puedo decirlo una vez por
todas, pesando cuHadosamente mis
pala~
bras, que en ninguna parte del mundo he
visto ·piedras cortadas con tal precisión
matemática i admirable habilidad, como
en
d
Perú. Nada nuevo puede ya hacer–
se en
el
mundo en ensambles í obras de
cantería que sobrepase en pericia í habili–
dad a las construcciones de los meas en
la
ciudad del Cuzco."
I sí de las construcciones arquitectóni-