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44'.4

HISTORIA NATVRAL Y MORAL DE LAS INDIAS

más principal para satisfacer la demanda

del P. Acosta, ya por lo que retenía en la

memoria, ya por haber leído un libro com–

pu.esto por un fraile dominico deudo suyo

(el P. Durán?),·

"el

mas conforme

á

la libre–

ria antigua que yo he visto (dice) y que me

ayudó

á

·refrescar la memoria para · hacer

esta historia que V. R. agora ha leido".

Las cartas de los PP. Acosta y Tobar bas–

tan para reducir á la nada el

Anóm·mo,

ori–

ginal del Sr. Ramírez, y para tener la evi–

dencia de que, en el asunto aquí debatido,

toda la verdad había sido dicha por el nobi–

lísimo escritor, á quien la ligereza y la igno–

rancia presentaron como encubriendo !oque

anticipadamente tenía declarado.-No debe

olvidarse que la prioridad en la denuncia del

supuesto plagio corres¡::onde al P. Dávila

Padilla, y que éste, lo mismo que el P. Du–

rán, era de la Orden de Predicadores, rival

entonces implacable de la en que militaba

el P. Acosta, y nada tiene de extraño que

muy severamente

examina~e

la afamada

obra del Jesuíta, para asirse de las coinci–

dencias que le permitiesen hacer á un do–

minico partícipe de la gloria por aquella

alcanzada. No obstante esta labor de una

probable malquerencia monástica, el pres–

tigio del plagiario perseveró incólume en el

concepto público, pregonándolo, ya después

de haber pasado más de un siglo soli>re las

palabras de León Pinelo, el P. Feijóo....

»

(páginas 94-98).

No creemos que hubiera rivalidad ni mal–

querencia ninguna en los principios de esta

contienda, sino simplemente deseo, muy

natural y aun loable en un historiador, de

conservar la memoria de lo que se sabía

ó

decía en su tiempo sobre los verdaderos y

primitivos autores de la importantísima

relación 6 noticia del origen de los indios.

En todo caso, parécenos que puede ya

darse por terminada esta cuestión, y por es–

clarecidos los puntos que debieron de dar

fundamento

á

la controversia. Para su com–

pleta confirmación y mejor inteligencia de

lo que aquí hemos copiado, vuélvase á leer el

extracto que dimos en la

«Crónica 11ffexica–

na....

»

del excelente ártículo de

E.

Beauvois

á

que se refiere en su folleto el Sr. Carraci–

do; y véanse también para lo mismo Torres

Saldamando (págs. 14- r 5)

1

Medina

(Bibhot.

Hz"sp.-Ameri"c.,

1,

·498, 499 ), y, sobre t<?do,

Gerste

(Revue de Quest. Scieutif.,

número

del 20 de Abril de 1887, págs. 629-63 r).

Vaya aquí, para concluir, el título de la

famosa obra del P. Durán: «Historia de las

Indias de Nueva España. y Islas de Tierra–

Firme, por el Padre Fray Diego Duran,

Religioso de la Orden de Predicadores (es–

critor del siglo

xv1).

La publica con un atlas

de estampas, notas é ilustraciones, José F.

Ramirez, individuo de varias sociedades li–

terarias nacionales y estranjeras. [Tomo

1.

Mexico, Imprenta de

J.

M. Andrade y Es–

calante, bajos de San-Agustin, num.

l,

· 1867.-Tomo

II.

Me~ico,

Imprenta de Ig–

nacio Escalante, bajo de San-Agustin,

num. 1

1

1880] ».-Dos tomos en 4.º, de

xvr-535

1

rv-506-179 (con 49 planchas).