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PROEMIALES POLITICOS

371

Ciºudad de Cordoba....,

y dada á luz, según

algunos autores, con el nombre de

D. A n–

drés de Morales,

seudónimo que dicen que

usaba el P. Roa; pero es lo cierto que na–

die ha visto tal libro, y, por tanto, no deben

de ser exactas las noticias que acerca del

mismo dieron Ribadeney ra

[?]

y Alegam–

be, el P. Rafael Leal (Obsequios de Córdo–

ba á sus Reyes.•.., 1796) y otros», dice el

Sr. Cañal y Migolla en sus

Apuntes bibHo–

gráficos aterca del

P.

Martz"n de R oa .

(pá–

gina 13, not. 4.ª) .-Véa nse también los

núms. 5787 y 594 r, pues esta es la tercera

vez que tropezamos con la misma obra, ci–

tada con diversos títul os; y téngase por

dudosa, cuando menos, su impresión, ya

que no por seguramente supuesta.

5994.-Proemiales Politicos, donde se

agitan las siguientes questiones: Si es

mejor ningun govierno que alguno . Si

sea mejor el govierno democratico que

el monarquico y aristocratico. Varios

argumentos contra la monarquía. Qual

sea mas conveniente Reyno, el electivo ,

o

el hereditario. Si es licito excluir las

hembras de la succesion de los Reynos .

Si es licito matar al tirano. Si es conve–

niente que se vendan los oficios de los

magistrados. Madrid, 1634.-En 4.º

Con ocasión de unas palabras de don

Francisco de Quevedo Villegas al Duque

de Medinaceli en carta de Madrid y

24

de

Junio de 1634, en que le d ice: «Aquí im–

primieron doce dias há los padres de la

Compañía unas conclusion es que han es–

candalizado al Consejo R eal y á todos¡ y se

han recogido y mandado no se sustenten,

y que no impriman conclusiones sin que se

vean primero», anota lo siguiente D. Aure–

liano Fernández-Guerra : «El padre Agus–

tin de Castro las leyó en la compañía de

Jesus. lntitulábanse

Proemiales políticos....

He visto una copia contemporánea, y otra

más moderna, donde se atribuyen al año

de 1639. Con tal suceso y discursos, que

escandalizaron á toda la corte

é

irritaron al

gobierno de Felipe IV, confundió don Fran–

cisco Manuel de Melo la causa de la prision

de QUEVEDO, en su apólogo dialogal intitu–

lado

El hospital de las letras» (Obras de

Quevedo,

u,

de la ed. de Rivad.,

XLvm ,

558- 51).

Creemos que hay varios descuidos ó in–

exactitudes en esta nota. Por de pronto, no

parece natural que Melo confundiese las

causas de la prisión de Quevedo, verificad a

á 7 de Diciembre de 1639

1

con los efectos

de unos

Proemt'ales

ajenos publicados á

11

de Junio de 1634, aun dado que real–

mente quisiera referirse á ellos en su

Apó–

logo dialogal,

donde, dicho sea de paso, no

hallamos semejante referencia, ni es fácil

que la halle quien lo lea sin preocupación,

en el mismo

Sr.

Fernández-Guerra

(i"bz'd.,

r,

ed. de Rivad.,

XXIII,

pág.

LXXII).

Además, la fecha de 1634, que atribuyen

á los

Proemiales,

tanto él como luego Me–

néndez y P elayo

(La Czenáa española,

r, 23-4) y el Sr. Pidal

"(ibt'd.,

n, págs. xxvr–

xxvn), la j uzgamos enteramente gratuita y

supuesta, sin otro fundame nto que el de

figurarse que en la carta de Quevedo se ha

de aludir por precisión á los dichos

Proe–

mtáles

del P. Castro. No vemos,

á

lo menos,

que se alegue, ni aun se insinúe, otro nin–

guno para corregir la que se lee en las lla–

madas copias, conviene á saber: la de 1639,

que aparece ya en el códice, contemporá–

neo seguramente del autor, que se conserva

en la Bibl. Nac. de Madrid, en

fol.º,

de

53 hojs. (6 sea las incluídas en las 412-464

de un legajo de

Vanos

mal pergeñado),

que lleva el epígrafe de

«

Promiales politi–

cos», con la nota marginal de «el P.e Ag.n

de Castro en m.d año de

J

639-leyo en la

comp.ª de Jhs», y comprende cabalmente

las mismas cuestiones que van especificadas

al frente de este artículo.

Es de advertir, por último, que no habla

Q~evedo

de

P roemiales,

sino de

Conclzistú–

nes,

por lo que tampoco nos cabe la menor

duda de que se refiere á lo mismo de que

da noticia el P. Francisco Vilches en carta

de Madrid y Junio 12 de 1634 á su amigo

el P. Rafael Pereyra.

«U

na historia (dice)

de unas conclusiones que se habian de te–

ner ayer en esta casa, escriben al P. Visita-