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ARTE Y VOCABULARIO

las pruebas, cosa poco verosímil, mucho

más tratándose de una materia tan especial

y que tan pocos debían entender, como eran

los idiomas allentiac y milcayac.

»E l origen y, á la' vez

la resolución de

estas dudas creemos que debe buscarse en

las licencias que se concedieron á Valdivia

por la Real Audiencia y el Provincial P áez

para la impresión de sus trabajos sobre

aquellas Lenguas. Del tenor de ambas apa–

rece sin luga r á la más lijera duda que en

la fecha en que le fueron otorgadas, el mi–

sionero chileno tenía terminadas las Doctri–

nas cristianas, catecismos,

confesi onario~,

artes y vocabularios en las dos Lenguas

milcayac y allentiac, y que , debiendo pro–

cederá la publicación inmed iata de todos,

solicitó las licen cias en una sola petición,

como era natural, y obtuvo también por un

solo decreto la autorización , y de aquí ha11

procedido entonces las confusiones de los

bibliógrafos. Empezó luego la impresión de

la

Doctrúza, catecz'Smo, arte, confesionario

y

vocabulario en alleutz'.1c/

pero urgi do por

la necesidad de partir para Espafi.a

á

tratar

de su gran proyecto de establecer en Chile

la guerra defensiva, acaso no pudo procede r

á la impresión de sus tratados en lengua

milcayac.-Y tal es para nosotros la única

duda que aún puede abrigarse sobre sus

obras: la existencia de un libro impreso que

se intitulaba

D octrz"?za, catecismo, confeszo–

nari·o, ar te

y

vocabulario en lengua mil–

cayac,

pero siempre con la data de Lima

y

con la fecha de

1607.

Todo indica, sin ern–

bargo, que esa obra no llegó

á

publicarse.. ..

»

(págs.

108- 11 0).

Esto puede servir de

respuesta á las

dudas y esperanzas del Sr. Fabié en el

B ole–

tín de la R . A cad. de la Historia

(xxvu,

407);

y

de correctivo

á

algunas noticias de

Backer (m,

12·9)

Enrich (r,

353)

y Som-

mervogel (vm,

378-379).

·

5687.-Arte

y

Vocabulario de la Len–

gua de los Indios Abipones

y

Quiran–

guis: por el P. Alonzo de Barcena, de la

Compañia de Jesus.

Ludewig, p.

2

ro, cite: "Alonzo de Bar-

cena, Arte y Vocabulario.. .. Pri nted, accord–

ing to Loi;;ano, Pescripcion Chorographi–

ca del Gran Chaco; and Barcia, in his edi–

tion of Leon Pinelo",., dicen Backer

(m,

1948) y Sornmervogel

(1,

998), sin ad–

vertir si le siguen ó no.

Lo que dice el P. Pedro Lozano en su

D es–

cripcion Cho1·ograp!it"ca

es que el P. Alon–

so de Barzana, después de haber aprendido

varias lenguas de los indios, también «salió

con otras tres la Guarani, la Natija, y la

Quizoquini , de que usaban diferentes Ran–

cherías,

y

compuso artes, catecismos , y al–

gunos sermones de los principales Mister ios

de nuestra Santa

Fé:

ni omitió la leng ua de

los Abipones, en que ·tambien hizo Arte, y

Vocabulario, y la Quiranguis, admi rando

que en edad tan abanzada, y quebrantado

de imponderables trabajos se dedicaba a

este empleo con todo conato sin perder

punto de tiempo valiendose de varios

In–

terprete

~

(pág.

11

ó).-Poco antes había

dicho que andaba solícito el

P.

Barzana en

«discurrir modo para aprender otras cinco,

y mas lenguas diferentes, que corrian en

las Rancherias de tan diversas Naciones,

ass umptó bien dificil por carecer de Inter–

pretes , pues

a

averlos, en edad de sesenta y

cinco años se hallaba con alientos para re–

ducirlas

a

preceptos, y formar vocabularios,

como lo avia executado felizmente en Tu–

cuman con las lenguas Tonocoté, Kaka, y

otras....» (pág.

114).

Y luego más adelante

añade que, ayudado de una india intérpre–

te, <<en solas tres semanas, que allí se detu–

vo, reduxo a preceptos una lengua, que co–

rria en veinte y ci nco poblaciones, compu–

so catecismo, y dos quadernos de voca–

blos....

»

(pág.

115).

Como se ve, en ninguno de estos 'párra–

fos, al primero de los cuales debía especial–

mente de referirse Ludewig, da el P. Lo–

zano la menor señal de que del P. Barzana

llegara

á

imprimirse ningún

Arte

y

-Voca–

bulart'o

de los que tan circunstanciadamen–

te describe.-Tampoco dice nada Barcia,

de lo que se le impone, en los dos sitios

(cols,

732

y 917) donde habla de los traba–

jos literarios del P . Barzana¡ ni hay biblió–

grafo, incluso el mismo Ludewig, que

haya visto semejante

Art~

y

Vo cabtelarJo