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CONFESSION QUE HAZE EL P. JOACHIN NAVARRO

16fl

sum in Divum íl}omam ab aliquo ejusdem

cum eo Auctore instituti, quod severis le–

gibus jubet D. Thornre_doctrinam defende–

re,

&

gloriam promovere: ·Sed hujus; quis–

quis is fuit male feriatus horno,

&

eorum

qui cum Divo Thoma se paria focturos ,.

gloriantur, quidam lepide hanc gloriatio–

nem compressit, his versibus, quibas alludit

ad fabulam illius ranre, qure cum bovem

vidisset, tanta molle

&

grandi mugitu at–

tonita, ut paria faceret, attracto aere, magno

oris hiatu, totum pulmonem inftavit, sed

heu misera crepuit.... Hrec sine ullius inju–

ria velim a me dicta intelligi, cum non

requum sit conviciis sanctissimum Virum

defendere: quem surrtma sanctitas & singu–

laris eruditio, omnino extra telum & ictum

posuit mortalium

&

ineruditorum homi–

num, quos suis dumtaxat capaces invidia

reperit....

>

Estas son las quejas del P. Go–

net en la

Commendati'o D octrina! D . Tho–

mt:e

XI), que antepuso á su

Clypeus

Theolog1't:e Thomistz"ct:e,

y á las que se refiere

el P. Courtois, el cual termina así sus de–

claraciones: «Justa querela est Goneti et si

in aliquem e Soc. cadit, quod me omnino

latet, tristem sustineat notam quam meri–

tus est.. ..

~>

Lo mismo repetimos nosotros, pero sin

que por eso nos creamos obligados á no

añadir más, cuando la justicia pide alguna

mayor declaración del punto.de que se tra–

ta.

Y

así, permítasenos, lo primero de todo,

preguntar al P. Gonet á qué vienen todas

sus estocadas á la Compañía de Jesús, pues

eso son, y no otra cosa, sus indigestas am–

plificaciones de lugares comunes, y á más

la calumniosa aplicación de la tan conocida

fábula, si él mismo nos asegura

(y

de supo–

ner es que con sinceridad y llaneza, no por

pura ceremonia ni eufemismo) que está .

muy lejos de pensar que fuera de la Com–

pañía el corruptor de la edición musipon–

tina, que da pie ó sirve de pretexto á sus in–

tempestivos desahogos. Preguntamos tam–

bién, pero no ya al P. Gonet, sino á quien,

interpretándole torcidamente ó echando á

mala parte alga nas de sus frases, un si es no

es ambiguas ó sospechosas, se empeñase en

sostener que el corruptor era, indudable–

mente, alguno ó algunos de la Compañía,

de los que por los años de

I

624

residían en

el Colegio de Pont-a-Mouson, si tiene por

tan fácil de probar como de maliciar que hu–

biese entre ellos uno ó más tan incautos, y

aun estúpidos, según el P. Gonet, que fue–

sen á dejar en los

Índices

la llamada á lo

que omitían en el texto, ni cayeran en la

cuenta de que, con semejante desatino, ellos

mismos se condenaban

á

que aun el menos

avisado de sus lectores los pudier.a tachar de

manifiestos falsarios y mentirosos. Todo eso,

más bien que obra de los Padres del Colegio

de Pont-a-Mot.Json, que siempre gozaron

fama de listos, parece que tiene trazas de ser

ardid de algún engañador de oficio, mal in–

tencionado, que quisiera matar dos pájaros .

de un tiro, como vulgarmente se dice (y

como si aquí dijéramos Dominicos y Je–

suíta s), de paso que asi preparab.a también

el terreno para ver si conseguía indisponer

á

los unos con los oltos. Ciertamente, el

caso nada tiene de nuevo ni de extraordi–

nario, ni vemos por qué se hayan de acha–

car á la Compañía los cambios y mudanzas

que editores atrevidos ó mal aconsejados

se tornan á veces la libertad de introducir

en las obras que reimprimen de autores

que pertenecieron á ella. Que los Padres

tenían Colegio en Pont-a-Mouson. También

los tenían en Bruselas, por ejemplo, y en

Venecia, y, sin embargo, nadie habrá que

atribuya

á

ninguno de la Compaf'lía las

mutilaciones que sufrieron las obras del

P.

Andrés (núm.

5567)

en la primera de

esas ciudades, y las de los Padres Suárez y

Sánchez (núms.

5575

y

5576)

en la segunda.

5562.-Confession que -haze el

P.

Joa–

chin Navarro, de la Compañia de Jesus,

Doctor en la Universidad de Alca

la,

en la

Carta que escrive

a

su Amigo el Lic. Don

Ignacio Contreras Bolivar.-En

fol.º,

de

2 hs. s . n. (También hay otra edición en

4.º,

de

7

ps.)

Al frente de una copia manuscrita de esta

Confession,

que .hemos visto en el Colegio

de Loyola, se lee la siguiente advertencia,

de pu ño y letra del P. Joaquín de Montoya:

«Esta Carta o Confesion, fue una pura Sa-