Table of Contents Table of Contents
Previous Page  307 / 680 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 307 / 680 Next Page
Page Background

LA SAGR DA BIBLIA

287

nombre y dos apellidos en la portada, la de

«. Los Comentarios de CaJ'º Yulio Cesar....

»,

deque hablaremos algo más adelante.-¿Ca–

bría á su traducción de la Biblia la misma

suerte que á

Los Comentarios?

Ya se ve que

en el

Diario

es inútil buscar respuesta á esta

pregunta, pues había muerto su autor bas–

tante antes de cuando pudiera dárnosla.

Pero ello es que «no deja para algunos

de ser una coincidencia bien particular

(como observa el Sr. Pereda) que, por el

mismo tiempo precisamente en que se llevó

á Madrid y se presentó á Carlos

1

la obra

del P . Petisco, á un sobrino del Confesor

del R ey [á Don Felix Torres Amat], estu–

diante aristócrata, le ocurriera la misma

grandiosa idea de lle ·ar á cabo tan difícil

y trabajosa empresa » (pág. 214). Tampoco

parece que deja de serlo el que, confesando

el mismo Torres Amat haber tenido pre–

sente la dicha traducción y servídose no

poco de ella, trate de desautorizarla

á

ren·

glón seguido, llegando hasta

á

inrentar

para ese fin algún cuentecillo ridículo y

echando mano de cuantos argumento"s se

figuró que podían tener alguna fuerza para

hacer creer á las gentes que «la tal trad uc–

ción sólo ser vía para el

fuego~

(pág. 313).

Dígase lo mismo de .otras coincidencias que

expone el Sr. Pereda ,

y

de no pocas dudas

á que le lleva el proceder de Torres Amat,

y á las que no halla fácil salida si no se acude

á reconocer que hay en este negocio algo

que compromete á dicho Señor.-Pero no

pasa de ahí, ni fué su ánimo pasar más ade·

!ante. He aquí cómo termina su segundo

y

último artículo: «No queremos decir

co~

esto (Dios nos libre de pensar tal cosa) que

el Ilustrísimo Sr. D. F élix Torres Amat, al

publicar su Biblia, no hiciese otra cosa que

copiar ó plagiar al P. Petisco. Lo rechazan

su honradez, modestia

y

sabiduría. Preten·

demos solamente levantar el velo y descu·

brir al público algunas de las muchísimas

injusticias que con los infelices Jesuita co·

metieron durante el tiempo de su supre–

sion los Aranda, los Moñino, los Godoy

y

aquella turba de incrédulos

y

jansenistas»

(págs. 214-15).- Satisfecho puede estar, por

cierto, el Sr. Pereda,

y

seguro de haber ob–

tenido lo que pretendía.

Con esto bien podemos ya volver á Som·

mervogel ó, por mejor decir, al

Ami de la

Relig1011,

de quien procede, á lo que pode–

mos conjeturar, la opinión bastante co–

rriente de que Torres Amat publicó á su

nombre la traducción del P. Petisco.

Antes de exponer ingenuamente lo que

nos parece de ella, hemos de advertir dos

cosas. - La primera es que el redactor del

Ami'

anda tan atolondrado en llamar

M. T orres» al editor de

La atrrnda Bi–

blia,

y

Torres Amat á su tío, siendo no–

torio que el tío se llamaba «D. Félix Amat»,

y

D. Félix Torres Amal» su obrino y pre–

sunto usurpador, como poco exacto en su–

poner impresa la traducción por los años

de r _r

y

1822, cuando es también notorio

que no empezó

á

imprimirse hasta el de

r

2 . -

Lo segundq que nos cumple ad ver–

tir es que el

Ami·

de

la

Reh'g1'ou

no parece

que tuviera más fundamento para aventu–

rar su noticia que el misterioso párrafo de

Caballero, unido al rumor, que llegó tam–

bién

á

Francia, de haber desaparecido como

por encanto la traducción del P. Peti co,

después de haberla manejado Torres Amat.

Pero óigase ya lo que éste escribe á nues–

tro propósito en la

Tí'da

de su tío, el famoso

Arzobispo de

Palmira:-<~Á

poco tiempo

(dice) de estar en S. Ildefonso, supo [el

Sr. Amat] por el enlónces Inqui idor gene–

ral [D. Ramón José de Arce] que el reli–

gioso Monarca [D. Carlos IV] habia mani–

festado deseos de que se mejorase la version

castellana de la agrada Escritura, que....

babia publicado el P . Felipe cio.... De ór–

den de S. M. babia comenzado

á

entender

en esto el tribunal de la Inquisicion, segun

he sabido posteriormente.... de boca de mi

respetable amigo el Sr. D. Gabriel de He-

via.... Este venerable y dignísimo eclesias-

tico... ., al leer mi version de los Cantares

y

de los varios pasajes de Oséas, de Eze–

quiel &c. vino muy contento

á

darme la

enhorabuena·

y

con e te motivo me contó

lo que había ocurrido sobre la traduccion

del P . Scio. En la jornada que hizo la Corte

al sitio de S. Ildefonso en 1806, preguntó un

dia el Rey al Abad [D. Félix: Amat] si

po–

drían traducirse de otra manera que lo hizo

el P. Scio ciertas expresiones de S. Pablo