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á
los hombres y para que
shungüiqtti iwwpi rimash–
os entiendan, habláis alto
caiqitilapish uyarinmi, ya–
y en lengua que
s~pa
el
ehanmi, ima itpallalla Dios–
otro ;í quien habláis. Dios,
man rimaslteaiqititapi h yu–
uuestro Padre, abe ' todas
yaiiquihuan ywyasheaiqui–
las lenguas
y
las entiende,
tapish Diosea shittintae itya–
y
conoce nuestros iiensa-
rinmi. Runammahuan ri–
mientos;
y
mejor oye lo
mashpa, uya1·ihucunganishj1a
que le decimos con el co-
si,nehi rimangui, yaehaslwa
razón que lo que decimos
rÍllnaieallwpi rirnwnguip'ish.
con la boca i el corazón-
Dios ñiwanehic Yayaea tn–
piensa en otra cosa. Pues
cui rirnaicalluta yachannni,
Dios está en todo lugar
y
ityarinmi, ñiwanchic y11r
siempre eshí atento
<Í
lo
yashcatavi ·h yachcunlaomi.
que le decís, es vuestro
Ñucanehic ·hwn9uhiu:11n ri–
Padre y os ama,
y
así
masheataraemi shimihuan
clebéi recurrir
<Í
Él cuando
rima ltcamantapish ashuan
queréi alguna cosa, y ha-
·ttyarimni shwngu shuela yn–
blar con Él cuando tenéis
yaepica. Diosca ·hvnandim
pena, ó tristeza, ó contento.
pacltapi tiycun, ima jaiea
No es Dios como los reye
nishcaiquilapi.~h
alli sh1m–
.y señores de la tierra qne
guita uyarin, Pai ari Ya-
amoris" (S. Tuo:u., Sum. Theol. II• II"', q. 17, a. 6). De
esta diferencia entre presencia natural
y
sobrenatural
~le
Dios
no decimos nada en el texto, porque su conocimiento no e
de mucha utilidad para el pueblo. P ero quien juzgare á
propósito hablar distintamente de los dos modos referidos de
presencia ó unión, podrá explanar los textos arriba citados
y
recurrir en cuánto á la presencia de Dios 'por medio de
la caridad, á la explicación de la gracia, pág. 317.