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lo voy á decir! Decidme,

ninchw? Gaita cwnwn hui–

vuestro hijo chiquito no

llashac.

Cambac

~whuilla

os pide pan, porque sois

chwri mwnaolm can yaya-

u padre? Pues pedid vos

maniaca miouita mañan,

asimismo á Dios como á

füwa yaya ari cangui, nish–

vuestro P adre lo que ha-

va? Cancu1W1pish chaishi–

béis menester ; y esto es

naUatac Dios c(1J/wunapac

orar. Mirad, hijos: Dios

Yayata, Yaya, caita chaita

nuestro Padre es todopo-

mafftapani, ñuca Yaya ca h–

deroso, infinitamente bueno,

vaca cuhuaitac nishpa, ma–

está en todo lugar;

fíacllnguiohio: ca·i shina

estando én todas parte

mañacuitami oración nin–

está también en nuestro

chic. Ricui, huauqlli, ñu–

corazón

y entiende y co-

canchic Dios Yayaca OJJwlta

noce lo que habláis en

capacmi, shutintac s!lmai–

vuestro interior,

aunque

manami, tucni shinandin

habláis con Dios tan sólo

paclwpipish tiyanmi. Pai

en vuestro pen amiento, muy

nwri maipi,pish cashpaca,

bien os oye. Para hablar

ñucanchic shwngwpi cOJJwni1,

' Act. Ap.

17, 28:

"Porque dentro de

l~l

vivimos, nos

movemos

existimos." San Agustín compara

Dios con un

mar inmenso en que existimos. Esta presencia de Dios es

según el orden natural. "Est in omnibus per potentiam, in

quantum omnia eius potestati subduntur ; cst per prresentiam

in omn:ibus, in quantum omnia nuda sunt et aperta oculis

eius; est in omuibus per essentiam, in quantum adest omni–

. bus ut causa essendi" (S. TnoM:, Sum. Theol. Ia, q. 8, a. 3).

Mas en el justo la m1ión con Dios es también según el or–

den sobrenatural. "Charitas facit hominem Deo inhrercre

propter seipsum, mentem hominis uniens Deo per affectum

Gnurn, Vademécum.