ESTUDIOS INDIGENAS.
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nerseles. Ningun monumento, ninguna construcciou
que nos indiqne nociones de arquitectnra, ningun mo–
nolito, hallamos en los <liversos lugares que habitarou
las naciones de la peninsula. No puede considerarse es–
ta seccion del continente, asi como el resto de Vene–
zuela, cual un pueblo en decadencia; creemos lo con–
trario, que era una sociedad en ciernes, qne en nada
participaba de la grandeza
y
poderio de los imperios al
Occidente de America. Aquellos pueblos no pasa–
ron de la edad de piedra; no trabajaron el oro ni
el cobre; y los idolos y chaguales que presentaron a
los conquistadores, eran artfoulos de lujo importados
de naciones distantes. Sus mufiecos hechos de barro y de
piedra son informes; sus hachas, sus zaetas de. p6r:fido,
granito, Silex y agata son SUS obras mas notables y los in–
diciOS de su naciente civilizacion. Ningnn tumulo, ninguna
inscripcion, nada de escritu·ra. Sus toscos dibujos
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ro–
cas pintadas son tigurassimb6licas. Bajo elin:flujodecreen–
cias absurdas, concibieron, sin embargo, el amor de la
patria y de la familia; su defensa her6ica fue alimen–
tacla por estas sagradas virtndes. No podemos con–
siderar a estos pueblos del Norte de Venezuela sino
como tribus Caribes que, en su emigracion de Este
a
Oeste, se establecieron en estos lugares mucho tiem–
po antes de la conquista castellana.
Respecto de su idioma, dos ramas de la lengua
Caribe, la cumanagota
y
la tamauaca, nos parece que
dominarou en estas naciones. Los Quiriquires
y
Tomu–
zas hablaron el cumanagoto; lo mismo podemos decir
de los Maricltes sus vecinos. Las voces cumanagotas
se encuentrau en casi todos
Im;
nombres
geogra:fi.cosde la iseccion oriental de la peninsula, mientras al
Occidente se hal la una que otra.
Vamos
{t
detenernos sobre este particular, porque
solo asi podremos conocer Ia in:fluencia que tu
vo
sobre
43stas regiones a nacion Caribe.
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