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D. JOAQUIN DE LA PEZUELA.
opin6, que debía hacerse una tenaz
resistencia~
y
desterrado el 27 de Diciem re, se juró la indepen–
déncia, dos días despues, con la mayor
solem~idad.
Para hacerlo en Piura fué necesario neutralizar
los esfuerzos de un batallon, que , con 600 plazas
y
4 piezas de artillería, estaba
d~
guarnicion en aque–
lla ciudad . .Don Jerónimo Seminario logró atraer
al Cabildo, el 4 de Enero de 1821, al comandante
Casariego
y
á
su segundo German,
y
se les exigió,
que dieran órden por escrito para que la tropa se
sometiera
á
la independencia. German ·cedió
á
las
primeras insinuaciones,
y
Casariego despues de
haberle puesto un puñal al pecho ; el batallon se
resistía á obedecer órdenes arrancadas por la vio–
lencia; pero consintió al fin en dispersa:rse sin ha–
cer oposicion
á
¡os patriotas.
Rn Cajamarca se consumó el levantamiento por
la decision de D. Antonio Rodríguez, comandante
1
de las milicias. El resto de las
provincia~
se pro-
nunció sin dificultad, aunque
R~ngel,
obispo de
Maynas, quería impedirlo con fanáticas pastorales.
De todas partes suministró aquella intendencia,
que mereció llamarse departamento de la Libertad"'
hombres
y
recursos. De la remota Chachapoyas lle–
gaba al campamento de Huaura el hijo único de una
viuda , al que enviaba su anciana madre para pe–
lear por su patria.
Los realistas habían perdido definitivamente todo
el norte del Perú, veían al centro declarado contra