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REVOLUOION DE TUPAC AMARU.
se habían separado de los soldados cerca de Ayaviri.
Areche reprobó ·al Inspector el abandono de Pu- .
no, contra el que no había dejado de protestar Ore–
llana, y echándole en rostro la lentitud de las ope–
raciones, le instaba vivamente
á
abrir una nueva
campaña. Valle, que no admitía su competencia y
podía hacerle cargos más severos, contestaba: «Que
no son hijos de un parto el mando de _ las a:t'mas y
el de la pluma,
y
que él ºno podia pacificar en cua–
tro dias lo que señores y señorías habían alborotado
en cuatro años.» El primero bajó á Lima para in–
fluir con el Virey, que deseaba mucho el inmedia–
to restablecimiento de Puno ; el segundo hizo pre–
sente por escrito, que, si no se habia de consu–
mar la ruina de las provincias
y
el
ext~rminio
de
tanto infelices extraviados_por la pasion
ó
por las
seducciones, era necesario ofrecer un ámplio indul–
to, con excepcion de Diego Cristóbal, Mariano Tu–
·pac .Amaru y Nina Catarí. Consultado el Visitador,
no quiso mostrarse ménos
cl~mente,
y
opinó, que el
perdon debía ser general, sin excepcion de perso–
nas , pues lo alzados querían más la vida de sus li–
bertadores, que las suyas propias. El Virey fué del
mismo parecer, y acordó al mismo tiempo el perdon
del
trib~to
á cuantos sostenían al Gobierno, habían
sido arruinados en la guerra
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desamparáran las
fi–
las rebeldes. Estas medidas conciliadoras eran acon–
sejadas por la necesidad de poner pronto término
á
aquella lucha de exterminio , por la situacion an-