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REVOLUOION DE TÚPAO AMARU.
con otros desaires, reconociéndose, que habia pro–
vocado y exasperado la insurredon con sus exac-
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ciones y rigores. Aprobáronse las sentencias
d~
muerte, pero
fué
desaprobado el refinamiento de
cru~ldad,
que habia agravado los suplicios. Las re–
compensas de los que habian pele'ado por el resta–
blecimiento del órden parecieron insuficientes,
y
entre otros premios
á
los beneméritos, se nombro
coroneles á los
~es
de Chincheros de Anta,
se dió el grado
y
sueldo de teniente al granadero,
que había muerto
á
Tupac Catarí, se ofrecieron
medallas con la efigie del oberano
á .
otros leales
servidores, Avilés llegó á conseguir sucesivamente
cuanto pudiera desear en América, el pueblo fiel
del Cuzco obtuvo su, de antiguo, pretendida. Au–
diencia,
y
se tuvieron en cuenta los méritos con–
traídos por corregidores, curas
y
caciques.
La
cór~e,
alarmada siempre con el fantasma del
imperio, se mostro inexorable con la familia Tupac
Amaru, queriendo alejar del Perú hasta los vásta–
gos desaparecidos ya
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confundidos entre los indo–
mables salvajes de Vilcabamba. Para cortar de raíz
los pelio"roso .. trastornos, ordenó e'l Rey, que
se.in- '
vestig asen cuidadosamente sus más secretos oríge–
nes. El oidor Mata Linares formó una
volumino~m
~
-
coleccíon de documentos, que arrojan abundante
luz, tanto sobre los hechos de la revolucion, como
sobre la marcha general de la administracion en el
P~r~
y
Buenos-Aires. El virey Jáuregui manifestó