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REVOLUCION DE TUPAC AMARTJ.
Mata Linares activaron este proceso,
y
salieron oua–
tro condenados al último suplicio
y
más de sesenta.
. personas . casi todas parientes
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allegadas de TupaG-.
Amarn, al destierro
ó
á
trabajos forzados. Dieg&
Cristóbal
fué
c©nducido
á
la horca sobre un seron,
como
h~bia
salid©
S'lil
hermano,
y
ántes de matarle;
le despedazaron las carnes con tenazas candentes.
A Marcela Castro se le cortó la lengua ántes de ser–
ajusticiada, porque habia presenciado la conversa–
cion relativa al alzamiento verificado en Marcapata,
sin haberse opuesto ni dado cuenta. manteniendo.
en desafecto. desconfiando á
lo~
indios
y
poniendo
en sus cartas los dictados de hijos. Simon
y
Lorenzo
Condori, cabecillas del motín, fueron simplemente:
ahorcados.
Aunque el Gobierno hizo publicar una parte de·
l?s
documentos que comprobaban la
culpabil~d
e los indultados, pocos hombres reflexivos dejaron
de considerar en ellos las víctimas de la venganza.
y
del miedo; cuando más creyeron, que su presunto
delito autorizaba á alejarlos ·del Cuzco, adonde sn
vecindad pudiera ofrecer riesgos á la conservacion
del órden público. Este, segun indicamos arriba, se
vió por entónces amenazado pasaj eramente en la
provincia de Huarochiri, casi
á
las puertas de Lima,
con el descabellado alzamiento del cacique D. Fe–
lipe Velasco, primo de José Ga"Qriel, quien, lla–
mándose hermano de 'fupac Amaru y suponiendo
á
su pariente
tod~vía
vivo
y
emperador del gran