REVOLUCION DE
T"Q;I?.AO .AMAEU.
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gustiosa del Tesoro con el aumento de gastos
y
dis–
minucion de la entradas, por la dificultad de re–
clutar hue tes numer©sas.
y
por el incremento, que
podria dquirir l· revolucion con la noticia publica–
da en Jos periódicos europeo de que los ingleses
venian
á
apoyarla ,. haciendo una entrada por Bue–
nos-Aires . Junto oon
1-:l.
concesione hechas
á
los '
rebeldes, . e .prepar ba un nu va exp dicion, la
que despues de arios proyecto se redujo
á
unos
2. 000 hombres, que salieron de Areq uip
la ór–
denes de Arias,
y
á
1.721 comandados por alle, en
cuya compañía salió del Ouzco el Obispo Mo coso.
La
pacificac~on
no se hizo e perar mucho. La re–
volucion se habia debilitado en extremo por la
enormidad de su excesos. El pueblo de Sorata, que
pasaba de 10.000 almas, habia resi tido todo los
asaltos tras sus murallas de tierra; pero derribadas
éstas con la impetuos salida de l· s agu s represa–
das al intento por los itiadores, perecieron todos
los habitantes, in distincion de ed d, ni de sexo, en
la inundacion
y
e~
degüello. L
z, que había ido
defendida con heróica constancia or D. ebastian
Seguro~a
y
por, sus denodados -ecino , no po lia es–
perar mejor tratamiento del feroz ina C. tarí. Ya
estaban consumida las provisiones, y e oa eando
los perros, gatos
y
ratones, hacia grandes estragos
el hambre. La llegada del valiente Reseguin
y
de
las tropas peruanas la salvó de la inminente catás–
trofe. Nina Catarí, que se había retirado
á
la fuerte