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REVOLUCION DE,TUPAÓ AMARU.
dor,
y
parte se precipitaron desde la altura de dos–
c~entas
varas, parte se dejaron despedazar entre una
peñolería impenetrable; áun . hubo alguno, que
quiso arrastrar en su caida al soldado, que le hahia
.puesto el fusil al pecho, tirando fuertemente de esta
arma. La tropa de Valle estaba casi en cuadro, áun
más que por tan desesperada resistencia, por una
desercion, que, principiando por individuos, llegó
á
verificar e por compañías
y
divisiones. Los vo–
luntarios se retir,aban creyendo, que todo habia con–
cluido con la muerte de Tupac Amaru,
y
no estan
4
do detenidos en la penosa campaña por la esperanza
del botin
ó
de recompensas oficiales. Los corregi–
do'l'es se llevaban los indios de sus provincias,
ya
· para tenerlas más sosegadas,
ya
para
~segurar
la
cobranza de sus propias deudas. Los poderosos atrac–
tivos del hogar alejaban
á
otros de una lucha peli–
grosa con hermanos, que sufrian por la causa co–
mun. Mas, sobreponiéndose
á
todas las dificultades
y riesgos, logró el Inspector general acercarse
á
Puno, en los días en que la heróica poblacion iba
á
caer en las implacables manos de sus sitiadores.
Orellana se habia sostenido con milagros de ac–
tividad
y
de valor en el centro de la insurreccion.
Por algun tiempo pudo tener léjos á los enemigos,
yendo en su alcance y obteniendo señaladas venta–
jas sobre sus jefes Sanca
é
lngaricona; pero hubo
de encerrarse en Puno luégo que fueron exter,nina–
.do~
sus auxiliares de los pueblos vecinos
y
que el