D. MANUEL AMAT Y JUNIENT.
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desordenado desviándose de sus aplicaciones mu–
nieipales, sufria gran desfalco por el abuso, que·
las comunidades religiosas hacían del privilegio de
no pagar derechos por el ganado de su
consumo~
La defraudacion había llegado al punto de que
ellas aparecieran consumiendo más carne, que el
resto de la poblacion.
Por más empeño, que el Virey pusiera en evitar-
. las dilapidaciones, no-abrigaba la esperanza de ex–
tirparlas, no habiendo encontrado persona, que no
burlára su confianza. Quejábase sobre todo de los
oficiales reales, quienes especulaban de todos modos
y malversaban constantemente los caudales del Es–
tado. El Gobierno se proponía aumentarles el suel–
do para ponerlos al aurigo de la tentacion; reme–
dio harto débil, cuando los malos manejos, profun–
damente arraigados, les ofrecían mucho mayores.
entrada . Sin embargo., ménos infielmente admi–
nistrada, podía ya la Hacienda satisfacer al año más
de
3.000.000
de pesos por gastos corrientes,
é
hizo
tambien frente en este período
á
costosísimas expe–
diciones,
sost~nimíento
de una escuadra, que llegó
á
contar con siete buques,
y
cuantiosas remesas
al
Monarca, quien tambien· recibió un donativo de .
más
de
233. OQO
pesos.
Amat no dejó de retirarse millonario, sin nece-–
sidad de .haber caido en la falta, que con los tér–
minos más vehementes reprendía en los empleados
Íilílfe.dores
y
de que no
le
consideraban exento
st.ts