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D. MANUEL AMAT Y
J"UNIENT.~
Huancavelica, evidente ya
y
hasta cierto punt<>
irreparable. Mas era de esperar, que la explotacion
· de plata fuera en aumento , trayéndose de España.
los a:z0gues, que, por salir más
ba~atos
. permitian
])eneficiar con ganancia vetas de ley más baja. Po–
tosí, no obstante el abatimiento de su cerro, era el -
asiento, que suministraba más marcos. ya por
afluir allí la plata de otros minerales, ya porque.
los indios llamados
capchas
la sacaban
ó
sustraian
de cualquier parte en grandes cantidades, aunque
el rudo trabajo les saliese poco
lucrativo~
El banco
de rescate, del que se hab.ian es·perado las mayores
ventajas, babia degenerado en simple objeto de
especulaciones fraudulentas y de pleitos ruinosos.
El cerro de Paseo, algo decaido en los últimos
años, lo esperaba todo de ·un gran soeabon, que
habia de facilitar las
l~bores
y
los desagües. El mi–
neral más próspero
á
la sazon era el de Hualgoyoc,
recien descubierto en la provincia de Chota. La
fundicion aproximada en,
l~s
principales cajas
podia estimarse en los marcos siguientes: Oru–
ro, l
14.000;
Carangas,
200.000;
Potosí,
325.000 ;
La Paz,
·2.000;
Chucuito.
44.000;
Huancavelica, .
á.000;
Arequipa,
10.000;
Cailloma,
35.000;
Jau–
ja,
13 .000;
Paseo.
100.000;
Lima,
72.000;
Truji-
llo.
60.000.
Formábase así un total de
800.000
marcos de plata piña·. que, reducidos á la ley de la
monéda, equivalian á un millon.
La · acuñácion nunca podia elevarse
á
más de