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consejo tornarse a rehacer para volver mejor apercibi–

dos, porque ha ta allí venían como hombres que seguían

alcance, y estaban muy engañado porque los e peraban

muy a punto de guerra los enemigo . Como el Goberna–

dor vió ser este el parecer de 1-Iernando Pizarro,

dete~·minóse que fue e a

í ;

mandó a todos que e volviesen.

salvo siete u ocho que habían pasado adelante a correr el

campo, los cuales se habían ido ánte que se determinase

la vuelta, y dieron en la celada que tenía puesta el AJe.

lantado, y prendieron dos de ellos, y los demás volvieron

a rienda suelta a dar avi o, y hallaron retirado el cam–

po. Todo e Úolgaron del acüerdo que se había tomado

en retirar e, porque, a no hacello an í, ponían en mu–

cha aventura todo u hecho; caminaron ha ta llegar

al valle de lea, adonde todos los más Cupitane , y otra

personas, aconsejaron al Gobernador se volvie e a la

ciudad de Los Reyes, porque para su edad le estaría me–

jor desean ar que no andar en tantos trabajos como de

aquella jornada e le habían de seguir, y también por–

que estando allí podría con más aparejo iempre infor–

mar a

·v.

Ivl.

de todo lo que pa ase. El Gobernador lo hi–

zo ansí, y dió poderes muy bastantes a Hernando Piza–

rro para todo lo que convenía; y así se partió.

El ejército caminó por la costa la vuelta del Cuzco,

aunque no con tanta gente como cuando se retiró de los

desploblados, porque, como era invierno

el camino de

mucho rodeo, temían algunos la jornada. Hernando Pi–

zarro, como tomó la gente a su cargo, estaba determina–

do de con lo que le siguiesen, pocos o muchos, llegar

hasta tomar la posesión desta ciudad ·que había perdido;

con este propósito fué muchas jornadas con algún de -

cuido, por estar lo contrarios muy lejo. , basta que lle–

gó al valle de La Nasca, donde estuvo algunos días es"