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cuesta arriba
y
con tanta arena, que cuando echaban el
pie adelante se les volvía atrás. R ernando Pizarro, como
<iba muy armado, y con la peca costumbre de andar a
pié, iba algo fatigado, y maravUlábanse 'todos de ver
-cómo lo podía sufrir. Cinco o sers . t:oldados que iban de–
lanteros dieron . en la gente de arriba, diciendo "¡viva
el Rey!" con tanta priesa que los que estaban en lo alto,
pensando ser todo el real, 1Jomenzaron a huir sin parar
ninguno dellos. Sería medio día cuando toda la gente
acabó de subir, porque e el paso tan áspero .que unO'
sólo basta para .pelear con todo el mundo. Subidos en lo
alto, H(lrnando Pizarro lo tuvo en mucho y le pareció
ubuena señal para lo de adelante. El Gobernador vino
luego, porque, según la dispusición de la tierra y la gen–
te que guardaba el pa o y la poca
q~e
lo ganó, fué co–
sa de admiración.
Recogidos todos, determinaron de pasar tres leguas
.más adelante, adonde Orgoñez tenía su asiento, el que
venía esa noche a juntar e con el que guardaba el paso;
topó los que iban desbaratados, y queriéndolos volver
consigo, diciendo que en todo ca o se quería ver aquel
día con Hernando Pizarro, no se le consintieron, porque
decían ·que ernn má de mil hombres, y así se volvió y
llevó consigo toda la gente, y envió a decir al Adelantado
.que se ·fuese por ·el camino del Cuzco y que se juntaría
con él, porque· el Gobernador Pizarro venía con mucha
gente y ellos iban muy desbaratados,
y
que no era tiem–
po de esperalle. El Ade!au.tado, sintiendo mucho esta
nueva, hizo a mucha priesa. lv que 0,rdoñez le envió a
decir, caminando por un despobl&io de mucha nieve,
adonde se juntaron. El Gobernador, con algunos que le
siguieron, caminaron hasta donde Orgoñez estaba de án–
tes aposentado, y hallaron todos los aposentos quemados.