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.demasiado trabajo, porque es el camino muy cuesta
arriba, y tanto que por las más pa'rtes iban de manos, a
cuya causa no se hallaron aquella noche cien hombres
juntos.
Otro día fué forzado, para que .se juntase el real, ha–
cer noche en un pueblo pequeño allí junto, y estando en
él, los corredores de la una parte y de la otra se toparon,
y los unos se volvieron a dar mandado al real, y lo. otros
hicieron lo mismo. Súpose por cosa muy cierta que
el real del Adelantado. estaba fuera del Cuzco, pero
no sabían a qué parte caminaba. Este día había he–
cho alarde en la plaza de esta ciudad, Orgoñez, de toda
su gente, la cual halló muy bien armada y muy lucida,
~on
determinación de salir al campo a dar la batalla, pa–
resciéndoles que estaban mejor armados que no podían
venir los contrarios, y los caballos más holgados, y tam–
bién porque habían sabido de la gente que a Remando
Pizarra se le había quedado. Acabado el alarde, ya que
querían salir al campo, Orgoñez, Capitán general, se hin–
có de rodillas delante cielidelantado diciendo: " Plegue
a Nuestro Señor, que si esto que voy a hacer no es en su
servicio y con mucha justicia, que él permita que yo no
·salga vivo de la batalla, e si por el contrario, que alcan-
céis la victoria como todos lo deseamos, pues todo es
vuestro.''. El Adeiantado le abrazó ·con muchas lágrimas,
y salió con toda su gente, que serían hasta seiscientos y
ochenta hombres, los trescientos de caballo ; y aquesta
noche se le volvieron hasta ochenta peones que iban con
él de mala gana. Este mismo día llegaron a él sus corre–
dores, · los que habían encontrado con los contrarios en
aquel pueblo pequeño que R emando Pizarro hizo noche
después de tomado el paso, y le dig'3ron como ya Her"
nando Pizarro había pasado la sierra
y
estaba desta otra