-114-
ces se desconocían, :peleando contra sí mismos. Hernando
Pizarro andaba discurriendo de una parte a otra, mos–
trando bien el deseo que tenía de ganar la victoria,
y
Orgoñez hacía todo aquello que podía, pero como-- Gon–
zalo Pizarro había rompido por el costado, como ya he
dicho, hizo tanto estrago en ello ' que no
pudi~ndole
re–
sistir, volvieron las espaldas huyendo por la sierra arri–
ba; los ele Remando Pizarro siguieron el alcance porque
no se hiciesen fuertes en el camino. Algunos caballeros_
de la parte del Adelantado quedaron a pie peleando, los
cuales fueron socorridos de personas que lo conoscian y
llevados algunos delante de Hernando Pizarro, el cual,
paresciéndole que la segunda victoria le quedaba por
ganar, gue era venéerse a sí mismo no usando de partí–
~·
venganza, a todos los a eguraba. Gonzalo Pizarro .
fué siguiendo el alcance, porque, como está dicho, no se
rehiciesen. El Adelantado, por estar muy malo, no ha–
bía entrado en la batalla, sino que s vino dejando sus
andas
y
subiendo en un caballo como ya está dicho,
y
se acogió a la fortaleza, sabiendo su rompimiento; Alon–
so de Alvarado le siguió y a él se dió, y le metieron 1Jor
mandado de Hernando Pizarro en el cubo donde al mis–
mo Hernando Pizarro habían tenido preso. Quedó Her–
nando Pizarro en el campo trabajando no se hiciese da–
ño en los vencidos,. porque, como venían con él muchos
afrentados dellos, y trabajaban por e vengar, quedaron
muchos en el campo. De la parte de Almagro, Orgoñez,
su Capitán general, con hasta cincuenta personas murie–
ron; de la parte de Hernando Pizarro, hasta quince
pei~sonas. Hubo muy grande cuchilladas por la caras, por–
que como venían bien armados y traían celada , no ha–
bía otra co a más descubierta que los rostros, y
todo~
los
más golpe se tiraban a ello . Entre la gente baja se ro-