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nan Mexia de Guzman no pudieron, porque las ca–
sas se yua n a m;is andar quemando ,
y
[por] el
. ~umo
que fa tiga ua a los que esta uan dentro, se sa–
lieron, vnos por medio de los v erdu gueños, y otros
por los corra les , con g r a n pr e teza , por escap•ar
con las v idas. Como la noche hazia muy escura,
aunque la
lum~re
del fuego daua grandi ssima cla–
r idad, y los de Verdug o mirauan mas a 1o que
a uian de torna r y a paña r que a los enemig os que
yuan a prender , tuuo lugar el capitan, y mas los
uyos, de salirse por entr e ellos y escapa r de sus
manos , a ui enao torn ado los v es tidos que pudieron
lleuar . De esta ma nera e fuer on a los a r cabuca–
les a esconder e , en donde se Yistieron
y
ca lc;.aron ,
y de alli se fuer on alg uno de llos a P ana rna a da r
auiso al Gener al par a que lo r emediase . Como los
de Ver dug o v ier on que no aui a deffensa en los ve–
zinos ni en los soldados, y el capita n Mexia que no
pa r escia, corn enc;.a ron todos a desmandar se en to–
ma r todo qua nto pudieron hallar en ca a de alg u–
nos mer cader es y .de otro
vez inos, que muchas
dell as es ta ua n desamparadas; creyendo aun toda–
v ía que eran fra nceses los soldados de Verdugo,
llamauan a graneles bozes a los pi c;.arri stas y a los
vez inos ele la cibclacl par a que s viniessen a l se.r–
uicio de Su Ma;estad
y
que dexa sen el partido de
Pic;.arro
y
el ele I edro A lonso de Hinojosa , pue
sabía n cla r amente qu e eran todos ellos traydores .
Melchior Verdugo prend io a quella noche a los al–
calde hordinari os y a otros muchos vezino y
mer cader es ricos y los hecho en la car cel publica
poniend oles buenas gua rdas,
y
comenc;.o luego de