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y capitanes hizi e ron por mares no conoscidos ni
sabidos, porque este gran rio j amas a ui a sido na–
uegado por ning unos españoles, ni por los y ndios.
Porque nauegando por el passaron muchas vezas
a lg unos saitos bien altos que haz ia el rio,
y
para
passallos sacaua n a fu en ;:a de bnu;os las ba rcas y
las Jleuauan por tierra buen rato hasta llegar otra
vez a l rio , y de a lli proseguian s u camino, y desta
manera llegaron a desembocar a la mar del Nor–
te . .Hallandose ya en la ma r g uio haz ia la mano
derecha al Nombre de Dios, con el proposito que
tenemos dicho de hazer todo e l ma l y daño que
pudiesse a Gorn;:alo Pi <;arro por aquella par te y a
todos sus c·apita nes que seguian su falsa opinion.
Assimi\mO tuuo siempre cr eydo que los vezinos
de a quella cibdad y los trata ntes della
e~t~rian
descuydados de s u yda y que luego se le darian e,n
nombrando la boz de Su
Ma~estad
y que no esta–
rian tan dañados como estaua n los tumultuarios
que seguian muy de veras al tirano. Yendo, pues,
assi na uegando por la costa de la mar, a mano de–
recha de la tierra llego a la boca del rio que lla–
man del Chagre, en donde prendieron vnos negros
htdino
que yuan en vnos barcos g r andes, por
mandado de su
amos, a l Nombre de Dios, que
auian salido de Panama, con ropa, de los qua les
supo de la desastrada muerte del buen Virrey, de
lo qual le peso en gran manera. Tambien se ynfor–
mo destos negros particul armente ele todo lo qu e
auia en el
ombre de Dio , y del capitan y s olda–
dos que a lli esta[ba]n por fronteros y en que casa s
pos auan, por que e tos negro lo abian todo , que