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jo de Geronimo de Villegas, y bien entendió él
que si otra cosa hazia en contrario de lo que le de–
zian, le yria mal, pues que al Padre Balthasar de
Loaysa, con ser clerigo, Jo auian querido matar,
y muerto
él:
los quatro nombrados arriba, que peor
lo harían con el, tratandole mal, o dalle la muer–
te. Y de quien el mas se rezelaua era del cruel y
brauo carnicero de Francisco de Carauajal, que
~ra
el coco o espantajo con quien ponían miedo a
lo~
seruidores de Su Magestad, y assi se quedo
alli, aunque contra su voluntad, y tener paciencia
hasta la
v~nida
de Gonc;alo Pic;arro que presto lle–
garía en aquel paraje.