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j

.231

en la jornada,

pt~es

auia ya comern;:ado a seruille

en las cosas arriba contadas. Y el tuuo entendido

que por ser clerigo de missa no le harian cosa al–

guna, pues la otra vez en el Cuzco no le auiarÍ he–

cho mal; mas

d~

otra manera le sucedio la cusa,

éomo adelante diremos. Los perdones que se auian

de embiar no hazian caso ni minc;ion de Gonc;alo

Pic;:arro, ni de Alonso de Toro, ni del Licenciado

Benito Juarez de Carauajal, Pedro de Puelles, Die–

g<? Diaz de Pinera, Geronimo de Villegas, Juan de

Piedrahita, Gomez de Solis, Juan de la Torre Vi–

llegas, Rodrigo

ge

Salazar, que comunmente lla–

mauan el

Corcobado,

ni de los capitanes y otros

pocos que venian en aquel exercito, a los quales

todos eceptauan. La causa y razon p.orque el Ví–

sorrey eceptaua a estos hombres 'era porque auia

sabido claramente que parte destos horpbres go–

uernauan al tirano, y que ellos lo mandauan todo,

y por voluntad de algunos dellos no auian dexado·

entrar al obispo Don fray Geronimo de Loaysa en

aquel campo tiránico quando lo embió allá. Y la

otra parte de estos exceptados era porque se auian

huydo del exerdto Real, que auian sido traydores

a Su Magestad auiendose ydo al campo contrario,

como arriba queda dicho, y por esto estaua muy

mal enojado contra ellos. El factor Guillen Juarez

de Carauajal supo des ta eceptacion (1) de su herma–

Fl.O,

porque el Visorrey estaua mal con el a causa

que venia con el tirano, y luego le escriuio vna

carta en zifra en la qual le rogaua affincadamente

( I)

Ms.

aceptncion.-