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en la jornada,
pt~es
auia ya comern;:ado a seruille
en las cosas arriba contadas. Y el tuuo entendido
que por ser clerigo de missa no le harian cosa al–
guna, pues la otra vez en el Cuzco no le auiarÍ he–
cho mal; mas
d~
otra manera le sucedio la cusa,
éomo adelante diremos. Los perdones que se auian
de embiar no hazian caso ni minc;ion de Gonc;alo
Pic;:arro, ni de Alonso de Toro, ni del Licenciado
Benito Juarez de Carauajal, Pedro de Puelles, Die–
g<? Diaz de Pinera, Geronimo de Villegas, Juan de
Piedrahita, Gomez de Solis, Juan de la Torre Vi–
llegas, Rodrigo
ge
Salazar, que comunmente lla–
mauan el
Corcobado,
ni de los capitanes y otros
pocos que venian en aquel exercito, a los quales
todos eceptauan. La causa y razon p.orque el Ví–
sorrey eceptaua a estos hombres 'era porque auia
sabido claramente que parte destos horpbres go–
uernauan al tirano, y que ellos lo mandauan todo,
y por voluntad de algunos dellos no auian dexado·
entrar al obispo Don fray Geronimo de Loaysa en
aquel campo tiránico quando lo embió allá. Y la
otra parte de estos exceptados era porque se auian
huydo del exerdto Real, que auian sido traydores
a Su Magestad auiendose ydo al campo contrario,
como arriba queda dicho, y por esto estaua muy
mal enojado contra ellos. El factor Guillen Juarez
de Carauajal supo des ta eceptacion (1) de su herma–
Fl.O,
porque el Visorrey estaua mal con el a causa
que venia con el tirano, y luego le escriuio vna
carta en zifra en la qual le rogaua affincadamente
( I)
Ms.
aceptncion.-