CAPITULO XXVI
DE COMO LOS CAUALLEROS QUE SE HUYERON Y AUSEN–
TARON EN EL PUEBLO DE JAXAGUANA, A GON<;ALO PI–
\:ARRO, LLEGARON A LA CIBDAD DE LIMA Y SE PRE–
SENTARON ANTE EL VISORREY BLASCO NUÑEZ VELA,
EL QUAL LOS RESCIBIO MUY AMOROSAMENTE
Como arriba queda apuntado, los caualleros
que s_e huyeron del campo del tirano se dieron
mucha priesa en caminar por el camino de la sie–
rra, que vinieron cortando las puentes de los rios
grandes de Aporima
y
Abancay porque no fuessen
tras ellos alguna gente de Gonc;alo Pic;arro para
los prender, y como llegaron todos a este paraje,
dexando la serranía se abaxaron por los puebtos
tje Condesuyo y Marcosuyo al camino de los lla–
nos, que es en la costa de la mar, y llegados aqui
se fueron derechos su poco a poco a la cibdad de
los Reyes, sin faltar vno, y toqos llegaron a pala–
cio; subidos arriba se presentaron ante el Viso–
rrey, al qual besaron las manos y le dixeron quie–
nes eran, aunque ya el lo sabia, y como venían a
seruir a Su Magestad, como sus fieles vasallos,
para yr contra el tirano que sin
ningun~
verguen–
ya
y
con dañado ani_mo venia contra el con mano