dar las ·cartas y perdones, secretamente, a todos
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aquellos P.ara quiene·s yuan. Assimismo habló a
todos estos hombres, y a otros, muchas y diuer–
sas cosas con dulces y acomodadas razones, que
lo sabia bien hazer, diziendoles que pues eran tan
leales seruidores de Su Magestad, que cumplies-
.sen lo que los días atras se auia tratado entre ellos
sobre el traer de los perdones y saluoconduto, y
pues los auia ya traydo, que agora era tiempo acep–
table para conseguir tan gran merced. Y que si
no querian yr al llamado de Su Magestad, y se les
auia resfriado la buena voluntad que tenian de
passarse al Rey, que prestassen paciencia, porque
el Visorrey y la Real Audiencia les quitarían los
yndios esclauos y los repartimientos y las hazien–
das
€J.Uetenian, y sobre todo les quitarían las vidas
con deshonrra. Y los que cscapassen auian de ser
pecheros,
y
lo peor de todo auidos por traydores,
y los hecharian fuera ele toda la tierra, y algunos
dellos, o todos, yrian a¡_remar a las galeras para
toda su vida, porque serian vencidos de los leales
y de la mucha gente valerosa que auia en el Real
exercito. Y los que fuessen a seruir a Su Magestad
serian galardonados con grandes honores como
buenos
y
leales seruidores, y los yndios se repar–
tirían entre los que no los tuuiessen, y gozarían de
los fructos de la tierra y viuirian en ella con gran
qul.etud y descanso y no perderían sus franquezas
y libertades que tenían de Su Magestad;
y
assi les
dixo otras muchas cosas, que en toda la noche no
paró por hablar con los mas principales dellos. To–
dos aquellos q_ue rescibieron las cartas y los recau-