165
queriendo que el yria a España a suplicar dellas
ante Su .Magestad. De manera,, que en esto y en 10 .
demas no uv9 effecto ni concierto alguno para el
biefl: de toda 1a tierra, y assi se quedo comen<;ada
la platica y no concluyda, y algunos vezinos y sol–
dados de poco saber y entendimiento quando
su~
Rieron estas platicas comenc;aron a decir :
piensa
el Visórrey que no lo
entendem.os, que con nues–
tra propia moneda nos quiere haz er gue1"ra.
· Passadas estas cosas con otras, dend e a ciertos
dias supo
Gon~alo
Pic;arro como el Obispo venia
(
a tratar con el de buenos medios y conciertos, por
lo qual embio a mandar a Francisco de Almen-
dras, que estaua por guarda en la puente de Apo-
rima, que lo detuviesse alli y no
~xasse
passar
a delante. Tu ·o entendido Pi<;arro que por venturq.
que con la venida del obispo no fuesse
cau~a
de es-
toruar el aparejo que la yncierta y dudosa fortuna
le comenc;aua a dar para alcan<;ar lo
tanto el
desseaua auer, que era la gouernacion de lus re -
nos
y
pr~uiricias
ae1
-Peru;,
po°i-- ~~t;; causa ~
le
co~sintio
enfrar en la dbdad, por no velle hasta -
que el saliesse della , y porque sus gentes no le
viessen, de lo qual el Obispo lo sintio muy bien
sentido, aunque lo dissimulo con su cordura y pru-
dencia. Mas, en fin, por ymportunaciones del re.
gente y por ruegos de ciertos capitanes suyos que
le tenían buena amistad, lo dexó entrar en el exer-
cito, estando ya en el va11€de
]
oxagurtna, quatro
leguas de la cibdad, y lo salio a rescebir lexos de
alli con demostracion que le placía de su venida,
y
se tornaron al real. El-obispo y el regente se me-