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dias quando por vias secretas ciertos seruidores
de Su Magestad que estauan en el Cuzco escriuie–
ron al Vjsorrey dandole noticia de la rebelion :_al–
c;::amiento de Gonc;::alo Pic;::arro, y quieñeeran y
quantos eran
lo~ tu~tuarios,
y fue auisado de
todo lo que passaua en la cibdad. Sabido esto por
el Visorrey fµe muy grande el eríojo y passion que
rescibio, y comenc;::o de quexarse de todos los que
biuian en
la
cibdad del Cuzco,
y
dezia a los caua–
lleros qu e con el estauan que cómo se podia com–
padescer ni suffrir la gran traycion y tacañería
que se auia tramado contra- Su Mao-e tad en aque–
lla cibdad. _Y- ¿por qué no tomauan lueo·o los leales
seruidores de Su Magestad las armas para yr a
castigar al tirano
y
a todos sus sequace que le
aui-an nombrado por deffensor y general procura–
dor, pues aquellos auian de ser causa que no se
executassen las hordenanc;::as y nueuas leyes? Y
mas dezia ¿qué cosa puede ser mas terrible, ni mas
odiosa [que] la que estos hombres han cometido,_
que vengan ago·ra sin ning una verg uenc;::a, ni te–
mor de
Dio~,
ni del Rey, a ·me hazer fuerc;::a con
mano armada en son de procurador, para que yo
no haga lo que Su Magestad me manda cumplir? Y
quando estas
cosa~
se han_de pedir, ha de
~er
de
otra manera, y no con las armas en la mano, sjno
con mucha llaneza y humilldad, sup'licandolo a la
Real Audiencia para que sobresea las hordenan–
<;as y nueuas leyes que Su Magestad manda haga
guardar, sin embargo de apelacion. Estas palabras
y
otras muchas dixo con gran furia y enojo; él te·
ni~
razon en dezir lo que dezia; mas, en fin, des-
G.
DE SANTA CLA:RA.-Il.-I.
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