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yendo que, por su respecto lo baria. Y demás des–
to, pata que le desseng;añasse en decille de como
el no traya cosa alguna de Su Mé!:gestad que fuesse
contra el
(lFfue.le-peÍ:-ju icasse en·algo a super ,o–
na, vida, honrra y hazienda, como malos terceros
le
~uian
dicho, antes traya para le hazer muchas
mercedes en su Real nombre por los grandes ser–
Úic~e
le auia hecho
~n
la tierra, y el assi lo
entendía hazer. Y que mirasse muy bien no se de–
xasse engañar de los suyos, porque al cabo y a la
postre se hallaria tan burlado
qu~nto
el lo veda
andando el tiempo, porque los que le aconsejauan
que hiziesse aquella jornada no era p9r lo que.a el
conuenia sino por lo que ellos pretendían ynte–
ressar en estas contiendas;
y
assi le embió a qezir
otras cosas. Partidos estos muy reuei.·endos reli–
giosos vno en post del otro, · llegó primero el re–
gente, con muchos días, al campo del tirano, quan–
do estuuo en
él
Cuzco, antes que saliesse de la
cibdad con su gente, en donde fue muy bien resce–
brdo de sus frayles, que Francisco de Almendras
le
d~xo
pasar la puente por ser quien era y por ser
su amigo. Trató luego con Gonc;.alo Pi arro a lo
que yua, y le amonestó
secr~ente
tc>do lo que
le hazia al casso, al qual dio oydos a todo lo que le
quiso dezir, y él como estuuiesse armado sobre
malicia se hizo sordo y responqio con palabras ge–
nerales y equiuocas y en nada concluyentes. El re–
gente, como sabio y prudente que lo entendia bien,
entendio bien estós desuios con su buen juycio,
(I)
Tachado :
para.
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