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aunque los dissimuló haziendo demostracion que
no entendía mas de aquello que le dezia con pala–
bras tan llanas. Mas con todo esto no dexó de re.
plicar con animo constante, exhortandole y di–
ziendole muchas cosas de las quales se
au~a
de
guardar, y de los peligros en que se ponía; mas, en
fin, no pudo sacar del ni_nguna buena respuesta ni
concierto alguno Jt¡tra· que se apartasse de su de–
manda. Los partidos que el regente hazia con
Pi<;arro en nombre del Rey y del Visorrey, eran
los mas principales dos: el vno, que el Visorrey le
ototgaria la suplicacion de las ·hordenan<;as, de
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como ellos la pedían para que toda la tierra se aso·
segasse; con tal condiscion que todos -ellos hizies–
sen vn rico presente a Su Magestad
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de oro y de
platá , porque cstaua
e~dad,
por las
muy grandes
J
'prolixas guetns que eñ tre mano
tenia contra los luteranos y re12_eldes al Ymperio.
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El otro partido era q-ue Gon<;alo Pi<;arro y los de·
mas que con el estauan.
p~g-ªSsen_p.o
cabe. ·
l.Qsgastos que el auia _hecho en Lima, en tn; cientos
solda dos, pues que para pagar lo vno y lo otro no
les cabiét: a todos ellos sino a muy poco en c9mpa–
racion de los muchos thesoros que tenían. A estos
partidos respondio Go119alo Pi<;arro que el no te–
nia poder ni facultad de los cibdadanos para lo
hazer, y que si diesse algunos dineros, que mas pa–
resceria que pechauan o que de miedo comprauan
la. paz, o si quier alguna concordia. Y que si el Vi·
sorrey les qu'isiesse conceder la suplicacion, sjn
ynteres, que los vezinos y moradores de la tierra
lo rescibirian por muy señalada merced; donde no