169
ron a pedir cosa alguna, del rezelo que tuuieron
de enojalle, porque cada dia estaua bien desabri-
do. En el entretanto que estas cosas pasauan, des–
pues de la venida del Obispo embió el Visorrey al
exercito de Gon<;alo Pic;:arro a Pedro Lopez de Ca–
zalla y a Simon de Alc;:ati, escriuanos de gouer–
nacion, para que fuessen a· notificar a
Gonc;:~lo
Pi-
')l
varro vna Real ·prouission emanada de acuerdo.
Mandauasele eri" ella que lueg;o, sin dilacion nin–
guna, deshíziesse el exército que tra) a so pena de
muerte yperdimiénto de bieñes ) ser auido por
traydor, y qué no lo haziendo se procedería con·
tra el como contra rebelde e y.;nobediente a los
mandamientos d e su Rey y Señor natural. Y que _
si queria venir
y
parescer ante la Real Audiencia,
que viniesse
_llan~mente
como procurador, y que
pudiesse traer consigo hasta diez o doze hombres,
y
que como señora les oyria, y que de su parte les
oyria y otorgaría la suplicacion por ellos
ypter–
puesta sobre las hordenanc;:as. Los mensajeros
fueron con es tos despachos, y con ellos fuéron
Francisco de Ampuero
y
Don Aptonio de Ribera,
con otros amigos
y
conoscidos de Gonc;:alo Pic;:arro
y de sus capitanes, mas n-0 pudieron passar la
puente de Aporima porque Francisco de-- Almen–
dras y sus soldados los prendieron a topos. Y pre-
sos que fueron les tomaron los despachos que lle–
uauan y los hizieron boluer a la cibdad de Lima,
porque no passasen adelante y porque' no viessen
lo que hazia el tirano, al qual embiaron los despa–
chos que los otros lleuauan.