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y otra del monesterio del señor Sancto Domingor
de las quaTes se izie1.ion obra deoche;-ta arcabu
zes de vaciadiz"o, de tres yquatro palmos e largot
que bastauq.n a tirar con ellos tres o quatro vezest
y no mas,
porq~e
luego se hendian o se quebrauant
y se repartieron entre los piqueros . Por la quitada
de las campanas luego lo acriminaron a mal los.
mal yntencionados, y dixeron que el Visorrey no
era xpiano y que por ello se auia de perder,
y
aun
se a uia de proceder contra el por vi a de la Ygle–
sia, pues quitaua las campanas benditas y manda-
ua hazer arcabuze dellas para mata r a los hom–
bres, que mejor fuera de_§hazer los arcabuzes ara '
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hazer campanas
y
dal as a las yglesias
y
templos.
de-Dios :-bexado esto aparte se hechó vando por
toda la cibdad que su Señoría mandaua que todo&
los vezinos se pusiessen debaxo de vanderas, so
pena de muer!f y perdimiento de bienes, y con
esfo-
seco~c;o
de abiuar la cosa, que todo yua
de buena arte, porque se alleo-aron muchos a po–
nérse debaxo de vanderas so la disciplina
militar ~
Querer contar en particular
1
as ynuenciones
y
tra-·
xes que los capitanes
y
soldados sacaron en sus.
vestidos, seria nunca acabar con tan largo cuento;
baste dezir que fue mucha la seda
y
los~amados.
que se sacaron, de que todos ellos andauan muy
vffanos y muy ricamente vestidos, que seria gran
prolixidad contallo todo. Pues ¿que diremos de los.
capitanes, alfferezes, sargentos menorE's, officiales
y mandones del Real exercito, sino que todos an–
daua11 tan costosos como si cada vno tuuiera diez
mill ducados de renta por año? En este comedio-