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y Die ·o Alua!·ez Cu to, con otra mucha caualleria
y gente cibdadana. El Óbi po Don fray
G~ronimo
de Loay a sa1io por u parte con mucho clerigo8
y encontrando e con el isorrey n vna calle s e
fueron juntos , _ a m edio camino encontraron con
e l
R~al
sello, al qual hizi eron u deuido acata–
mi ento, como i alli viniera la persona real de u
fa:::.·e tad. Los Oydores y Officiale d el r y qu
venían d etras de l Real ello no hizi eron ning una
m e ura ni acatamiPnto al Vi orr y, ni a l Obi po
ni ellos la hizi eron a lo Oydore por el acato y
reu r encia que se d eui a a l R eal ello. Ma quando
1 isorrej y ,el Obispo pa aron adelante y em-
pare jaron con lo tre Oydores y Officiales, en–
.tonces se reSC;ibi eron muy cortesmente los vnos y
los otros abrac;andose muy cordialmente seo"un la
el
mo tracion muy alegre que hizieron. Despues
que se uvieron rescebido, luego co_men<;a ron to–
dos de caminar su poco a poco, lleuando los Oy–
dores en medio -al Visorrey ) al Obispo, y los d e–
mas cauall ros se pussieron vnos en r etaguardia
y
otros en a ban:::.·u a rdia, lleuando todos en medio
e l sello Real, y des ta manera entraron en la cib–
dad. Al tiempo que todos entrauan por la cibdad
Ju
go se tocaron brnuamente las campanas de Ja
Y:::.·lesia mayor
.y
de los monesterios de Nuestra
Señora de ,
!a
Merced y de Sancto Domine_;o, repi–
candolas todas, y las trompetas y chirimías sona–
ron dulcemente, y con este apar(ilto se fueron a
palacio, en donde se apearon todos. Subieron a lo
alto, lleuando
Ju.ande Leon, como Chanciller, en
los brac;os, el cofre eón el sello Real, que todauia
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