117
con algunos que lo acompañauan, acas9 topó con
Juan Alonso PalomiHo que por aquella calle venia
a cauallo. ;Este hombre, como era Alcalde hordi–
nario
~n
aquel año, topó con el Oydor
y
no le hizo
ninguna mesura ni comedimiento qual se requerüi,
antes com<? descomedido y arrogante se pasó _ade–
lante: Y el Oydor miró en ello y 'se lo tuuo a mal
y a de$cortesia, y tuuo entendido que lo auia hecho
por le tei-1er en poco y por menosprecialle. Por
to, auiendolo llamado le mandó apear
y
le quitó
la bara, reprehendiéndole mucho
pot~
la mala
rian<;a
y
desacato que eontra
el
auia tenido con
. u vana y loca presumpcfon, siquiera tuuiera al–
::;un comedimiento y respecto en quitarse la gor1:.ª
y hacer alguna demostracion de quererse apear,
y que el le dixera que se fuera si tenia álgo que
hazer. En fin, el le amonestó que estuuiese otra
vez aduertido para quando topasse c_on algun Oy–
dor de Su Magestad, para que lo respectasse
y
acompañasse a do qÜiera que fuesse, y seria dellqs
honrrado, pues eran criados y Officiales de S:u
M~gestad. Y que no tuuiesse tanta soberuia ni vana
presumpcion con la bara que traya, porque seria
bien castig·ado, y que en todas sus cosas se mos–
trasse muy llano y manso, y no altiuo, y asile dixo
otras cosas, de lo qual Juan Alonso Palomino se
fue a su casa sin' responde_r cosa alguna, muy pe-
ante y corrido. Estando aqui los Oydores hizie–
ron lo mismo que auian hecho en los <lemas pue–
blos que a.tras quedauan, y
bolui~ t~on
los yndios a
Juan Rubio y a Juan Alonso Palomino, y más la
barade Alcalde hordinario, y a los <lemas
vezino~,