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OBRE LA RE OL CJON- DE INGLATERRA.

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Cuando se consumó Ja obra de la reforma, nando los abu os que

habían exilado la reprobacion unánime quedaron remediados, cuando

los poderes, autores de aquellos abu o , y los hombres in trumentos de

aquellos poderes quedaron abatido , ambió la escena y se suscitó una

nueva cuestion. ¿Cómo han de conservar e e as nuevas conquistas? ¿Có–

mo habrá eguridad de que la Inglaterra sea en lo suce ivo gobernada

egun los principio y le es que acaba de restablecer?

Entonces los reformadores politicos principiaron

á

entir e asaltado

de dudas. obre ello existía el rey, que aun cediendo con piraba contra

ellos. i en la nueva forma de gobierno el rey empuñaba la riendas en

1estrecho limite que le dejaban la reforma· verificadas era probable

que atropellara igualmente

á

los reformado

á

lo r formadores. En

torno de e tos últimos figuraban orno aliados los innovadore religioso ,

presbiterianos

y

sectarios di ersos que no so ontentaban con la refor–

mas polilica y que en su odio

á

la iglesia establecida a piraban no solo

( acudir u yugo, sino

á

destruirla

y

á

imponede el suyo. Para seguri–

dad de: u obra tanto como para su seguridad indi idual los jefes de fac-

ion querían permanecer sobre las armas, aunque hubie en intentado

lo contrario no lo habrían sus afiliados consentido.

n solo medio e ofrecía

á

su modo de ver como garantia de salva-

ion : consistía en que el parlamento conservara el poder oberano qu

acababa de adquirir, y el rey siguiera en constante impo ibilidad de go–

bernar á despecho d 1parlamento y de la cámara de los diputados en el

parlamento.

Este es el resultado

á

que por último ha llegado en Inglaterra la mo–

narquia constitucional : este es el objeto

á

que se encaminaban hace do

siglos sus partidarios ; pero en el siglo xvn no tenían ni las virtudes, ni

las luces' indispen ables á esa clase de gobierno.

Tal cúmulo de arrogancia y de debilidad hay en el corazon del hom–

bre que al paso que se precipita ardorosamente contra las dificultade

quisiera estar disfrutando el reposo que puede prometerse de la victoria.

¡:>oco es superar los obstáculo ; quisiera destruirlos para que nunca val-

ieran á inquietarle ; no le contenta el triunfo si no puede gozarlo aisla–

damente y en una completa seguridad. La monarquía con titucional no

satisface esa malas inclinaciones de Ja naturaleza humana. Aninguno de

los poderes que pone de frente concede un dominio esclusi o y exento de

peligro. A todo , aun al que mas alto figura impone el continuo lrabajo

de alianzas forzo as, de consideraciones reciproca , de tran accione fre-