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111 TORIA

medios para volver á entrar en mis derechos;»

y

en otra ocasion se 1

oyó decir : <1 Tengo aun tres cartas que jugar de las que una sola me

· ba tará para·ganarlo todo. n

Eso no obstante una circun tan ia llegó

á

turbar su bien estar : casi

hasta lo último de su permanencia en Windsor babia ido tratado

y

ser–

vido con toda la etiqueta de la córte : comia en público, en el salan d

gala, bajo dosel ; el cbambelan, el trinchante, 1r pastero todo cum–

plian su deber en la forma acostumbrada; le pre entaban la opa de ro–

dillas, le llevaban los platos cubiertos, se los probaban y l disfrutaba con

gravedad de ·esta olemne sumision. De repente, por una comunicacion

recibida del .cuartel general cambió el ceremonial del ervicio : oldados

eran en lo sucesivo los que le presentaban lo platos descubierto sin pro–

barlos anteriormente,

ni

servirlos de rodilla , hasta la etiqueta del dosel

cesó del.lodo ; Cárlos sintió amargo tormento : << Lo miramiento que e

me rehu an no hán fallado jamás á ningun oberano, ni

á

ninguna per-

ona de elevada gerarquia, decia el abatido monarca. ¿Habrá nada mas

de preciable en el mundo que un

princip~

que han reducido al envileci–

miento?» Y

pa1~a

no pre enciar e te in ulto, únicamente quiso comer en .

u apo ento, casi solo y escogiendo él mismo dos ó tre platos de los de

la lista que le presentaban.

·

. El viemes,

19

enero, un cuerpo de caballería apareció enWind or,

Ilarri on á su frente, encargado de llevarse al rey : una carroza con seis

caballo esperaba en el patio del ca tillo: Cárlos ubió en ella,

y

algunas

horas despues babia entrado eri Lóndre en el palacio de aint-James,

rodeado todo de guardias ; do centinelas en la puerta de su mi rpo apo–

sento·; Herbert quedó olo para servirle,

y

dormía al lado de su·cama .

Al otro dia (20),

á

cosa del medio dia, el supremo tribunal, reunido

de antemano en sesion secreta con la cámara , se aprestaba á arreglar ·.

los últimos detalles de su mision ; la oracion acostumbrada se había con–

cluido apenas cuando vinieron á anunciar que el rey en un coche cerrado

y

entre do hileras üe soldado iba á llegar ; Cromwell corrió á la ven–

tana ,

y

volvi~ndo

al instante pálido

y

por tanto

.muy

animado :

«

Aqui

está, aquí e

tá ;

añore , e tá cercana la hora de la

grand~

obra ; deci–

did con prontitud, o suplico, lo que teudreis que re ponderle; porque

1

o preguntara seguramente al instante en nombre de que autoridad · e–

tendeis juzgarle.» Nadie habló. c1En nombre de las municipalidades a o–

ciadas al parlamento.

y

de todo el buen pueblo de Inglaterra :

»

dijo Hen–

ry fartyn,

Jing~o

e opu o : l lribunal e pu o en már ha ·para diri-