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DE LA HEVOL CIO ' DE

'GLATEJlHA.

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tiempo en

ca lillo de Pen hurst , n ca a lord Leicester u padre;

cuando supo que le habian nombrado del supremo tribunal, partió inme–

diatamente para Lóndres; y en las sesiones de los 15, 1

19 enero,

aunque la cue tion pareció decidida, se opusocon energla al proce o.

Temia obre todo que la aversion con que miraría el pueblo á Ja re–

pública, quizá seria causa de una fuerte revolu ion que salvaria al rey

la pérderia para siempre. (( Nadie se mo' erá,

gritó Cromwell importu–

nado con tales presagios ; ((os digo , que le sabremos cortar la cabeza

con la corona enr,ima.-Baced lo que o acomode, replicó idncy, no os

lo puedo impedir ; pero á buen seguro que no intermediar o en te

negocio.» Y salió para no 'olver. Reducido en fin á Jos miembro

qu~

aceptaban su mi ion, el tribunal olo e ocupó del modo de arreglar el

proceso. Jobn Coke, abogado demucha fama,

intimo amigo de lilton,

fue nombrado procurador general , y como á tal encargado de l\eyar la

palabra , ya sea en el acto de la acusacion , ya en él cur o de las se io–

nes. Elsing, secretario de cámara hasta aquella época, acababa de reti–

rar e con pretesto de enfermed&d ; Henry cobell fue elegido para reem–

plazarle.

e determinó cuidadosamente que regimientos y como prestarían el

servicio durante el cur o del proceso, donde estarían colocadas las enli–

nela , ad irtiendo que no omitieron ponerlas hasta en el lecho

en la

ventanas que daban luz á la sala; que barreras se levantarían para sepa–

rar at' pueblo, no solamente del tribunal sino que tambien de Jos solda–

dos. El 20 de enero fue en fin señalado para comparecer el rey ante l

tribunal en Westminster-hall; y desde el 17, como si ya estuviese con–

denado, la cámara babia nombrado un comisionado para recorrer todo·

los palacios, castillos ymoradas del príncipe, haciendo un exacto inven–

tario de sus muebles, propios ya del parlamento.

Cuando el coronel Whitcbcolt, gobernador de Windsor, anunció al

rey que dentro de pocos dias seria conducido á Lóndres : «Dios está en

1oda · parles, respondió Cárlos, y en todas es tan poderoso como bueno .

La noticia le causó sin embargo una viva inquietud ; babia tres semana

que vivia en la mas estraña seguridad, sin tener mas que alguna rara

noticia y esa no exacta de las decisiones de las cámaras, yconsolándose

con algunas noticias de Irlanda, que le prometi&n prontos socorros; ja–

más sus servidores le habian visto mas confiado ni mas alegre al mismo

tiempo : «Dentro seis meses, dacia, quedará restablecida la paz en

In–

glaterra,

si no, recibiré de Jrlan\la ,

Dinamarca y otros reinos, los