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DE LA REVOL CION DF. INGI. TERR,\.
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i\amente de eada
y
aprecia
a,
de su mi mo partido,
y
de alguno es–
plritus superiora ·; las una chocaban con la preocupaciones del pueblo
y
las otras con su ignorancia. Fue preciso suplir la popularidad con
I~
tirania. Continuáron e la persecuciones ya principiada contra los miem–
bros de las dos cámara ymagi tractos de la municipalidad, pre untos au–
tores ó conmovedore de los movimiento pre biterianos realistas : todo
aquel que había hecho armas contra el parlamento fuedesterrado de Lón–
dres, prohibiéndole acercarse á la distancia de meno de einte millas; se
ordenó una revista general de lo jueces de paz del reino, á fin de de em–
plear á aquellos cuyo sentimiento fue en so pecho os; e decretó que
ningun deliucnente, ninguno que hubie e tomado parte, ómeramente hu–
biese acusado de alguna con piracion contra el parlamento, no podria
ser elegido lord corregidor, ó fiel de fecbos, ómiembro del con ejo mu–
nicipal de la capital, ni concurrir á la eleccion de su oficiale ; e la
misma probibicion fue dada al momento, tocante á la funciones ,de ju–
rados
y
eleccion de miembros de la cámara. e mandó á la comi ion en–
cargada de reprimir la libertad de imprenta, reunin diariamente,
y
se
puso
á
su disposicion una cantidad , para recompensar al que descubriese
un escrito subversivo. Finalmente el ejército pa
ó
otra vez por Lóndre
con gran tren de guerra,
y
se destacaron tre mil hombres para acuar -
telarlos en lo interior de la ciudad, cerca de Whiteha!l
y
la torre.
Los fanáticos, los hombres de alma mezquina
y
dura
y
la mayor parte
del partido, aplaudían estas medidas , manifiesta prueba de su fuerza
y
redoblaban su ardor. olo Cromwell se prestaba con inquietud
á
esta
medidas, no por escrúpulo, ni porque duda e en hacerlo todo para salir
airoso ; sino porque
á
pesar de sus resoluciones contra el rey, le parecian
insensatas las e peranzas yla pretensiones de los republicanos : creia que
en todos los condados, lo principale terra-teniente , los ricos labradores ,
casi todos los hombres notables, se retirarian de los negocios públicos,
abandonarían las comisiones administrativas, las magistratura locales,
y
pasarían el poder
á
manos de gente de inferior condicion,que procurando
enriquecerse, serian capaces de ejercerlo con vigor, pero carecerían de
aptitud para conservarlo. o podía creer que la Inglaterra consintiese
ser de esta suerte gobernada poi· mucho tiempo , ni que nada durable
pudiese cimentarse con la legal persecucion de tan considerable número
de ciudadanos,
y
finalmente recelaba que la discordia
y
la anarquía cre–
ciendo aun mas cada vez en el parlamento , bajo su imperio, llegarían
á
ser fatale
á
los mi mos vencedora . u infatigable imaginacion busca-