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DE L.\ HEVOL CION DE 1 'GLATERRA.
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de los soldado reformadore . ¿Cómo se babia de formar un gobierno
contrario
a
realistas y presbiteriano , con una faccion de organizada,
in ensata, preparada para poner cada día en peligro la union del jér–
cito en que estrivaba su único apo o?
¿
ómo ata ar en nombre de ima–
ginarios principios y obscuras sectas derechos tan antiguos y respetables?
Ape-ar de esas contr.adicciones hallaron e os imaginarios principios a–
bida en casi todo el reino,
y
el bajo pueblo e lanzaba há ia ellos on
singular ansiedad. Aquellas bermo as y confu as
n~ciones
de absoluta
justicia, aquellos ardientes de eos de una dicha sin igual, fre uentemente
removidos, y jamás estinguidos del corazon humano, e tallaban por todas
partes con ciega y furiosa confianza, ylos mismo jefes que no los hubie–
ran querido escuchar, no sabian que responder, porque n su interior
participaban de los mismos deseos en nombre de los cuales se proclama–
ban aquellos principios.
Por esta razon fueron acilantes sus primeros paso . Las ámaras
votaron que entrambos folletos eran un alentado contra (11gobierno del
reino, y que perseguirian
á
sus autores; pero al mi mo tiempo, para
complacer
á
los republicanos, declararon que el rey e Laria obligado
á
adoptar cuanto qui iese el parlamento (6 noviembre.) El con ejo general
de oficiales, reunido en Putney, convocó
á
los principales agitadores, y
un comisionado escogido de entre ellos tu o órden de espresar sucinta–
mente sus deseos. Efectivamente, sin dilacion alguna llevó el comisionado
un proyecto de proposiciones al parlamento, cuya mayor parte habían sido
acogidas; pero hay que advertir que el nombre y prerogativas del rey te–
nían aun lugar entre ellas. Los agitadores gritaron; se les prometió que
en el próximo consejo se trataría libremente si el poder real debia
ó
no
subsistir. Llegó el dia, salióse bruscamente Ireton del consejo, protestando
que no volveria
á
entrar si aquellas eran las solas cuestiones que habían de
agitarse. El debate se difirió hasta el lunes siguiente, 6 de noviembre; y
ya sea para eludirlo .todavía, ó ya porque se esperase mas compla encia
de los soldados reunidos, convinieron en que seria convocado el ejércilo
á
una reunion general, en la que podrian todos manifestar sus opiniones.
Cromwell, que Jo habia propuesto, conoció al momento el peligro
Je! remedio. Cada nueva discusion aumentaba la desunion en el jército;
cuanto mas se le consultaba, mas desobedecía
á
sus jefes y ma propen–
dia
á
la anarquía. Para servirse de él y al mismo tiempo salvarle, era
preciso y sin retardo restablecer la disciplina
y
realizar et poder. n
acontecimiento emjant exigía imperio a circun tan ia : era taro